Cerca de los corazones quebrantados: Cómo sanar de la angustia a la manera de DiosMuestra

Perdona a quienes te hieren

"Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos". Hebreos 12:15 NTV

Imagina que cultivas un hermoso jardín lleno de árboles y flores. Un día descubres el brote de una hierba parásita en el centro del jardín. Como buen jardinero, sabes que si no sacas la hierba de raíz, esta crecerá afectando la raíz de las plantas del derredor y las matará. 

La "raíz de amargura" obra de la misma manera; si permitimos que la amargura hacia una persona o situación crezca en nuestro corazón, puede apoderarse de las áreas de gozo de nuestras vidas. 

Aferrarnos a la amargura no mejora la situación, no es lograr justicia ni venganza. Debemos descubrir la amargura a tiempo para poder arrancarla de raíz antes de que nos hiera o hiera a otros. Es aquí donde entra el perdón. Perdonar a otros no significa que lo que nos hicieron está bien sino que nos libera de la amargura que nos causaría mayor dolor. Los que más sufren por la falta de perdón somos nosotros mismos. 

¿Por qué debemos perdonar? 

“Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas". Matthew 6:14-15 NVI

Perdonamos porque Jesús decidió perdonarnos cuando nosotros no lo merecíamos. Si queremos reflejar la vida de Jesús cada día, debemos estar dispuestos a perdonar a otros aunque los demás no lo merezcan. 

¿Cómo perdonamos a otros?

El perdón no siempre se alcanza inmediatamente, es un proceso y una elección diaria. El verdadero perdón se logra cuando nos asociamos con Dios para perdirle que nos ayude a perdonar a otros como Él nos perdonó. 

Llega a ser un acto de repetición. Por ser humanos y ser propensos a recaer en la amargura, debemos ir a Dios constantemente pidiéndole Su ayuda para perdonar.

Probablemente no experimentemos el perdón en cuanto perdonamos porque el perdón es en sociedad con Dios. Si nos comprometemos a reflexionar y a repetirlo, Dios honrará nuestro compromiso y nos ayudará a perdonar completamente. 

Perdonar no es…

Perdonar no es una ausencia de límites. Puedes perdonar a alguien sin necesidad de continuar con su amistad, sin volver a salir juntos, sin volver a trabajar con ellos, etc. 

Perdonar no es debilidad. En realidad, ¡perdonar a otros demuestra que eres fuerte! Significa que al querer librarte del pasado y de tu dolor, estás enfocando tu corazón en cosas aun mayores.

El perdón no es fácil, pero es el elemento necesario para curar un corazón herido.

Ora:

• Pídele a Dios que te ayude a enfocarte a lograr el perdón.