Menos / MiedoMuestra

Miedo y tormentas.   

Recordemos la historia en la que Jesús y sus discípulos cruzan el Mar de Galilea en una noche repentinamente tormentosa. Cuando las olas chocan y casi anegan la barca, el miedo se apodera del corazón de los discípulos, pero Jesús se encuentra profundamente dormido en la popa. Los discípulos eran pescadores experimentados, acostumbrados a las condiciones de las aguas embravecidas, pero esta tormenta era diferente a las demás. Despiertan a Jesús y le dicen: "¡Señor, sálvanos! Nos vamos a ahogar".   

Esa noche, Jesús pidió a los discípulos que cruzaran al otro lado, y ellos hicieron lo que les pidió. Los discípulos no estaban fuera de la voluntad de Dios. Puedes estar justo en medio de lo que Dios te ha llamado y aún así encontrarte con una tormenta. Esto no significa que hayas hecho algo malo o algo para merecerla. Dios todavía está con usted y lo está guiando. Una tormenta no es una indicación de que te has desviado del camino. De hecho, una tormenta puede ocurrir cuando estás en medio de la voluntad de Dios. Incluso si te has desviado del camino, no te condenes ni te sientas culpable, sino que camina hacia adelante con la confianza de que Dios está con nosotros.   

PREGUNTAS 

¿De qué manera puedes relacionarte con la respuesta de los discípulos ante la furiosa tormenta, ya sea en una tormenta actual o en una que haya ocurrido recientemente?  

¿Cuál es tu respuesta en la tormenta y de qué has hablado con Jesús en medio de ella?