No Compres La MentiraMuestra

Compramos la mentira cuando nos dejamos engañar por el enemigo

Compramos la mentira cuando nos dejamos engañar por nuestras emociones, pero también por el enemigo.

La serpiente se les presenta a Adán y a Eva para tentarlos y cuestionar lo que Dios había dicho. Me llama la atención que Eva habla del árbol sin conocer qué representaba el árbol. Dios le había dicho a Adán que ese árbol contenía toda la sabiduría, pero como ella había recibido la revelación de segunda mano, se refería al árbol solo como “ese árbol”. La serpiente le dice: “seguramente no vas a morir por comer el fruto de ese árbol”. Eva compra la mentira, come del fruto, y después le da de comer a Adán. 

Adán y Eva fueron engañados por el enemigo. Eso viene a hacer el enemigo en tu vida: engañarte. En este último tiempo, el enemigo ha engañado a un montón de creyentes que han tirado la toalla, no han permanecido en su fe, han dejado atrás su llamado. Compraron la mentira del enemigo que les cuestionaba, "¿Realmente es como Dios dice que es? ¿Eres quien Dios dice que eres? ¿Puedes hacer eso que Dios dice que puedes hacer?”. Compraron la mentira porque creyeron que Dios puede con otros, pero no con ellos. Quiero decirte el día de hoy, ¡deja de comprar la mentira!

Si bien el caso de Adán y Eva es muy diferente al de Esaú y Jacob, podemos encontrar dos similitudes en ambas historias:

• Fueron engañados.

• Mostraron menosprecio hacia lo que Dios les había dado. 

Cuando Adán y Eva creyeron la mentira, se escondieron. Cuando compras la mentira del enemigo, eso produce temor, y en lugar de acercarte a Dios, te alejas de Él. 

Romanos 8:15 dice: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»”.

¡No olvidemos que somos Hijos de Dios, y Él quiere tenernos cerca, tan cerca como un Padre! 

Oración: Padre, gracias porque siempre me cuidas del enemigo. Te pido que me ayudes a no caer en sus engaños. Dame la sabiduría que necesito para responder ante cada situación donde el enemigo intente desviarme. Quiero vivir cerca tuyo, Señor, no lejos y escondido. Ayúdame a no comprar mentiras. En tu nombre, Amén.