[Apocalipsis]A la Iglesia de ÉfesoMuestra

¿Éxito de acuerdo con quién? 

Podemos juzgar el éxito de una iglesia por el número de asistentes, por la emoción percibida durante los servicios, por un predicador conocedor y carismático, y por el número de seguidores en las redes sociales, por nombrar algunos indicadores. Sin embargo, la evaluación expresada por el Señor Jesús a la iglesia de Éfeso es bastante diferente. En esa carta, encontramos al Señor alabando a los creyentes por su paciencia, su perseverancia y su intolerancia hacia los falsos maestros y las falsas doctrinas. Por lo tanto, los indicadores del Señor Jesús tienen que ver con el trabajo duro, el sufrimiento y el discernimiento espiritual. 

Un cristiano verdaderamente exitoso se describe muy bien en las alabanzas y exhortaciones que se encuentran en las siete cartas a las siete iglesias en Apocalipsis. El apóstol Pablo nos exhorta a examinarnos a nosotros mismos para ver si estamos en la fe. «¿No te das cuenta de que Cristo Jesús está en ti, a menos que, por supuesto, no pases la prueba?» (2 Corintios 13: 5, NVI). La pregunta es, si podemos darnos cuenta de que Cristo está en nosotros, ya que de esto depende si pasamos o no la prueba. Esta comprensión es el resultado de que le hayamos entregado nuestras vidas y de que él more en nuestro corazón y espíritu. El hecho de que Jesús habita en nuestro corazón, nos hace un llamado continuo a adorarlo, buscarlo, escucharlo y a rendirle nuestra vida. 

 Volviendo a la carta escrita a Éfeso, encontramos a Jesús hablando con el que tiene oído para oír. Por lo tanto, él está exhortando a los que pueden escucharlo, a los que están dispuestos a aceptar su reprimenda para que puedan mirarse en el espejo que está colocando frente a ellos. Es un espejo que retrata nuestra verdadera condición espiritual. Jesús hace la única pregunta válida a los que han soportado distintas pruebas: ¿has reconocido la altura de la que caíste y te has arrepentido? Podríamos preguntarnos si esto quiere decir si nos hemos arrepentido por no hacer las cosas correctas o por no servir lo suficiente. Pero no, se trata de nuestro corazón. ¿Hemos servido mucho como para sentirnos bien con nosotros mismos? ¿Hemos alcanzado un lugar de liderazgo que nos haga sentir orgullosos y superiores a aquellos a quienes lideramos? Si es así, debemos examinar las verdaderas intenciones de nuestro corazón y arrepentirnos. Si doy todo lo que poseo a los pobres y entrego mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me sirve, porque el amor no busca lo suyo. 

 Recuerda que la prueba que Jesús nos hace trata mayormente con nuestro corazón y con la clase de devoción que tengamos por él.