Paz InquebrantableMuestra

DÍA 1 – ¡POR NADA!

Uf, qué difícil es quedarnos quietos. Aún más cuando estamos acostumbrados a vivir a las corridas. El tiempo corre y nosotros también. Cuánto más al querer solucionar problemas que no nos dejan tranquilos. ¿Ya te pasó de armarte escenarios súper trágicos en tu mente? – te dejo algunos ejemplos – 

• Seguro me despiden, ¿qué voy a hacer?

• Con todo lo que tengo que pagar, no llego a fin de mes

• Todos los estudios clínicos me van a dar mal. 

• Me voy a quedar soltero/a

• Con tanta inseguridad, a ver si me roban – o, un pensamiento en padres – si le roban a mi hijo cuando guarda el auto o cuando va a trabajar. 

Y la lista podría continuar; pero, ¿te sentiste identificado con alguno? ¡Yo sí! Y los he notado en personas de diferentes edades. El miedo, la desconfianza, la ansiedad son estados que nos colocan en la preocupación constante de un futuro trágico con un pensamiento recurrente: y si pasa esto… Ningún ser humano disfruta de estos estados de ánimo y, sin embargo, son en los que más caemos. 

Filipenses 4:6 comienza diciendo: “NO SE INQUIETEN POR NADA” o, en la versión DHH dice “NO SE AFLIJAN POR NADA”

Y me fascina porque Dios conoce nuestra fragilidad humana y la lucha constante que tenemos en nuestra mente. 

ÉL NOS CONOCE. Y tan bien que nos dice: NO te inquietes, NO te aflijas… podemos nombrarlo con el sinónimo que más nos guste pero el significado es el mismo, QUIETUD. 

El diccionario lo define como un estado de reposo. Un estado de confianza absoluta en que Dios tiene el control de nuestro presente y futuro. Qué difícil es quedarnos quietos cuando las situaciones nos invaden, los pensamientos nos enroscan y la realidad nos lleva a vivir acelerados, pero lee conmigo esta oración: NO SE INQUIETEN POR NADA. 

Amados, Dios nos desafía a estar en reposo en todo el tiempo. 

VERSÍCULO:

Salmos 46:10 Nueva Versión Internacional

10 “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios…”