Aprendiendo De Los Animales: El LeónMuestra

Vive Relajado

Proverbios 28:1

Huye el impío sin que nadie lo persiga. Más el Justo está confiado como un león. 

Este es un proverbio antitético, en el que se contrasta al impío con el justo. En él se resalta como actúa la conciencia, tanto en el impío como en el justo. La mala conciencia del impío lo hace vivir en temor, imaginando perseguidores y acusadores en todas partes. Por eso huye sin que nadie lo persiga.

La limpia conciencia del justo, le infunde una tranquilidad tal, que puede con valor y seguridad enfrentar cualquier situación. ¿Acaso no esto lo que hace un león?, no hay nada que lo inquiete.

Desde luego la conciencia juega un papel importante en el hombre, que no debemos subestimar. Ella le fue dada al hombre por Dios, como instrumento frente a todo lo que moralmente no es bueno. Dice el apóstol Juan, “si nuestro corazón (conciencia) no nos reprende, confianza tenemos en Dios” (1 Juan 3:20). Tener limpia conciencia es el modo de estar confiado.

El Adúltero, el fornicario, el ladrón...se la pasan huyendo, pero él justo como un león vive confiado.

El salmista también expresa lo siguiente en el Salmo 112:7 No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme, confiado en el Señor. 

Todos sabemos de las malas noticias. Nos llegan inevitablemente.

Muchos, ante ellas, comienzan a tomar medidas para protegerse. Buscan refugio en el pesimismo y se preparan para lo peor esperando solo lo peor. O caen en la indiferencia diciendo “no importa lo que venga”. O se esconden aislados y evitan cualquier relación o situación que pueda dañarles. 

Sin pensarlo dos veces, comienzan a rechazar oportunidades arriesgadas. No adoptan un hijo, no donan para un misionero, etc., todo por miedo a posibles malas noticias.

Pero para el cachorro de León hay una solución mejor; él piensa en el salmo 112 y las malas noticias no lo llevan al pesimismo, a paralizarse con indiferencia, ni a aislarse por temor. No; su respuesta a los problemas de este mundo es sorprendente y única: “Él no teme recibir malas noticias”.

Eso no es porque las malas noticias no lleguen. El hombre del salmo 112 conoce el peso opresor de las tinieblas y de las conspiraciones de sus enemigos (v. 4-8). Incluso toma decisiones que solo garantizan malas noticias: lucha por la justicia en una cultura corrupta y da su dinero a los pobres. (v. 5-9). No tiene miedo de las malas noticias porque confía en el Señor. 

No se trata de que las cenizas, el luto y el espíritu abatido no sean reales. Sí lo son, son tan reales como la tumba de Jesús. Pero al igual que la tumba, son temporales. Puede que permanezcas maltratado en la tumba de las malas noticias por tres días, o por un periodo de meses terribles, o incluso por muchos y dolorosos años. Pero el domingo siempre llega, y Dios cambiará tu muerte por resurrección. 

Es así como vive el cachorro del León de la tribu de Judá.