Estancado?Muestra

Seguro te estarás preguntando: ¿Cómo puedo ser luz? ¿Cómo puedo hacer discípulos? ¿Cómo puedo predicar de Jesús? 

La realidad es que una de las barreras más grandes que enfrentamos en el momento de hablarle a alguien de Jesús es el miedo al “rechazo”. Pero quiero que pienses por unos minutos, como has llegado tú hasta aquí, ¿cómo has llegado a leer este plan? ¿Cómo has conocido a Jesús? Probablemente porque alguien en algún momento se animó a salir de su zona de confort, a perder el miedo y hablarte de Dios. 

Piensa, cuantas veces has sentido dentro tuyo que el Espíritu Santo te empujaba o gritaba a que le hables a la persona que estaba cerca tuyo de Jesús, de su Reino, de su bondad, de su perdón. A veces nos asustamos porque creemos que debemos predicarles un sermón entero, hacer que se arrepienta ahí mismo, que haga una oración de fe, y solo así todo valdrá la pena. 

Pero muchas veces todo lo que una persona necesita es que alguien le diga: ¡fuerza, sigue adelante, no te rindas, sigue luchando, estoy contigo! O simplemente necesita que alguien le de un abrazo, o que le pregunte: ¿Cómo estás? Y es en ese momento que Espíritu Santo pondrá palabras en tu boca, las palabras justas y necesarias para esa persona.

Recuerda: Todo aquel que confiesa a Jesús delante de los hombres, Él lo confesará delante del Padre. 

Dar y servir un día, es mejor que recibir 100 años.