La Oración y Llevar En un Diario

Por Samantha Rodriguez

“Que se escriba esto para las generaciones futuras, y que el pueblo que será creado alabe al Señor.”—Salmo 102:18 (NVI)

En mis 18 años de vida, llevar un diario ha jugado un papel muy importante en mi fe. ¡Lo que comenzó como el diario de un niño de 10 años se convirtió en una documentación tangible de mi viaje personal con Cristo! 

Mi oración como estudiante de secundaria comenzó así: "Dios, ayúdame a superar mis inseguridades para que pueda cumplir Tu plan para mi vida". Años después, mi fe ha crecido y ahora suena así: "Quiero que mi fe en ti crezca tanto que no tenga miedo de lo que piensen los demás. ¡Quiero dedicarme sin restricciones a Ti!" 

Cuando mis oraciones por la ayuda de Dios para mantener mi corazón puro fueron respondidas, mi conciencia de la batalla espiritual que nos rodeaba se intensificó. Sin embargo, incluso en medio de esto, oré: “Esta batalla es más que solo la escuela secundaria y los grupos de amigos; es una guerra espiritual que en última instancia se reduce a vivir para Dios o vivir para el mundo. Esta batalla puede ser algo cotidiano, pero sé que estás luchando por mí y en Ti yo tengo la victoria". 

Cuando reviso estas oraciones crudas y detalladas, ¡el Señor las usa para recordarme varias verdades! El escritor inglés Samuel Johnson dijo una vez: "Las personas necesitan que se les recuerde más a menudo de lo que necesitan recibir instrucciones". Cuando nos tomamos el tiempo para documentar los mensajes de la verdad de Dios para nosotros, creamos otra herramienta para el crecimiento espiritual. De la misma manera, Dios le dijo a Jeremías que escribiera Sus palabras en Jeremías 30 para que Su pueblo pudiera recordar sus promesas en el futuro lejano (Jeremías 30: 2). 

Aunque la Biblia no habla explícitamente sobre el diario, hay un entendimiento implícito con respecto al poder y el valor de escribir nuestras oraciones y experiencias. Cuando nos tomamos el tiempo para escribir, nos forzamos a reflexionar sobre la condición de nuestra alma y lo que Dios puede estar moldeando en nosotros. Consideremos lo que se nos dice de María, la madre de Cristo, que “atesoró todas estas cosas y las ponderó en su corazón” (Lucas 2:19). Considere la práctica de Abraham, Isaac, Jacob, Josué y los israelitas de construir altares y monumentos de piedra como hitos para recordar lo que Dios había hecho por ellos. Considere los días santos (días festivos) del pueblo judío, que celebraba festivales y contaba historias de la fidelidad de Dios en Egipto (Pascua), durante la revolución macabea y la re-dedicación del templo (Hanukkah), y en innumerables otros casos. El objetivo de todo esto es recordar lo que Dios había dicho y hecho, cómo había trabajado, lo que reveló y cómo cambió el corazón y la vida de las personas. Llevar un diario nos permite ver nuestro progreso, recordar su fidelidad, recordar quiénes éramos, cómo nos sentimos y ver dónde nos ha llevado.

Por último, al igual que el salmista proclama en las Escrituras de hoy, Dios también puede usar nuestro diario para llegar a otros. Nuestras experiencias, nuestros pensamientos y nuestras emociones están entretejidos en la mayoría de nuestras oraciones. Ya sea que se trate de “una generación futura” o simplemente de un familiar, amigo o alguien a quien usted está guiando o discipulando, ¡el Señor puede usar bondadosamente nuestras palabras escritas, nuestras revelaciones a través de las Escrituras y nuestras oraciones más profundas y honestas para inspirar y atraer otros más cerca de Él! Es lo que hace que los Salmos sean tan poderosos, profundos, relevantes y atemporales. 

Al concluir este plan, nuestra esperanza es que no sólo saldremos con una mayor comprensión del valor de la oración y de su necesidad en sus diversas formas, Pero que también podamos ser intencionales en actuar y vivir de acuerdo con este conocimiento mientras perseguimos sin descanso el verdadero premio y propósito de la oración y de la vida cristiana en su conjunto . . . ¡Dios mismo!