Cómo Detener El Miedo, La Preocupación Y La InseguridadMuestra

Siguiendo las instrucciones de Dios, Moisés envió doce espías para explorar la Tierra Prometida. En nuestra Escritura de hoy, leemos el informe que los espías le llevaron a Josué y al pueblo de Israel. El versículo 27 da un informe asombroso de una tierra que fluye leche y miel. Si el informe hubiera terminado ahí, hubiera sido genial. Todo lo que tenían que hacer era creer que este Dios, que recientemente había hecho grandes milagros en sus vidas, también les había prometido esta tierra.

Lamentablemente, el informe no se detuvo ahí, sino que continuó: “… sin embargo…”. El informe que dieron diez de ellos fue que, debido al tamaño y la fuerza de la gente en la tierra, ésta sería imposible de conquistar. No había forma posible de que Dios pudiera permitirles lograrlo.

Los israelitas sabían que no eran guerreros poderosos. Todos ellos podían verse a sí mismos como esclavos sin entrenamiento. Ahora tenían un obstáculo. Dijeron que parecía que los muros de Jericó subían hasta los cielos. Con sus ojos vieron un obstáculo insuperable bloqueando su camino, y eso les dio miedo.

La inseguridad, los pensamientos de fracaso y las preocupaciones sobre lo que la gente pensará son miedos muy reales. El miedo al fracaso, el miedo a perder a alguien o el miedo a tomar la decisión equivocada siempre nos paralizarán e impedirán que avancemos. El miedo también puede impedirnos hacer las cosas que Dios quiere que hagamos. No podemos permitir que los miedos que enfrentamos nos paralicen y nos impidan servir al Dios que nos ha sido fiel.