Lo Que Dios Realmente Espera De NosotrosMuestra

Honra al Señor

Honra al Señor con tus riquezas

    y con lo mejor de todo lo que produces.

Entonces él llenará tus graneros,

    y tus tinajas se desbordarán de buen vino.

Este clásico pasaje sobre el dar dice que hay que «honrar al Señor» y no sólo «dar al Señor». Sí, damos a Dios, pero hacemos mucho más. Lo honramos. Lo adoramos. Le brindamos un corazón lleno de profunda gratitud al Dios que nos hizo y nos ama. Esta perspectiva, honrar a Dios con nuestro dar, lo es todo.

Precisamente porque estamos honrando al Señor y no sólo dándole algo, damos nuestras primicias. No traemos las sobras. No le damos a Dios una propina simbólica. No damos a regañadientes por obligación. No, honramos a Dios con nuestras primicias. Le damos a Dios primero porque él es lo primero en nuestras vidas. No esperamos hasta que las cuentas estén pagadas. No, desde el principio, antes de cualquier cosa y de todo lo demás, adoramos a Dios con nuestras ofrendas y así declaramos con nuestras acciones que Dios es lo primero en nuestras vidas.

Cuando honramos a Dios de esta manera, Dios nos da una promesa. Nos dice: «Te bendeciré. Cuidaré de ti. Te proveeré. Derramaré abundantes bendiciones sobre ti».

Puede que esto no ocurra inmediatamente. Pero eventualmente, en última instancia, de alguna manera en algún momento, Dios derramará abundantes bendiciones sobre ti.

A lo largo de los años y de los siglos, con todo tipo de personas y en todo tipo de situaciones, Dios ha demostrado su fidelidad.

Esta es una aventura que hay que experimentar, una aventura de fe, viendo a Dios obrando delante de ti. No vivas tu vida y te pierdas la gran aventura de la fe en las aguas turbulentas.

Honra al Señor. No ofrendes solamente. Hónralo. Honra al Señor y luego observa lo que hará.