Sr. AduladorMuestra

¿Por qué no debes recibir adulación?

Dios es el único que te conoce y sabe perfectamente cómo eres. Él te vio tal cual eres, indigno totalmente de su presencia. No éramos valiosos a sus ojos, nada bueno había en nosotros; sin embargo, Él decidió poner su mirada de amor y de compasión sobre nuestra vida y manifestarnos su amor a través de su Hijo Jesús. No merecemos absolutamente nada bueno de Él y todo lo bueno que podemos ser o que podemos hacer, es porque su Espíritu mora en nosotros. Es Él quien nos guía a obrar conforme su voluntad y su benevolencia. Así que de qué podríamos jactarnos, qué alabanza, reconocimiento o halago pudiéramos merecer. 

Satanás es un experto en usar personas para que nos alimenten el ego y el orgullo, llevándonos a pensar que hemos sido buenos para algo; pretendiendo negar de esta forma la gloria al único que la merece, nuestro Padre Celestial. ¿Puedes notar lo peligroso de recibir adulación? La adulación nos enceguece y envanece nuestro corazón. Podemos caer fácilmente en el deseo de ser reconocidos, cuando sabemos que la única aprobación que deberíamos pretender es la de perseverar en humildad, mansedumbre y santidad por amor a nuestro Padre y también a nuestro Salvador, Jesús; para que cuando llegue la hora Él nos pueda encontrar aprobados, siendo menos nosotros mismos y más como Él.

Cuando alguien te adule, desconfía. Discierne sus palabras, su comportamiento y las intenciones de su corazón, no coloques tu mirada en el reconocimiento que los hombres te dan. El verdadero amor se demuestra a través de la verdad, la lealtad y las acciones. Sólo el tiempo demostrará qué tan reales son las manifestaciones de amor que te brindan aquellas personas que te rodean. Algo que sinceramente no debería ocupar tu mente, porque cuando reconocemos que Cristo Jesús es nuestra plenitud sabemos que lo demás es sólo añadidura. 

No permitas que nadie alimente tu carne con la adulación. Rechaza todas las formas de adulación que pretendan venir a tu vida para desviarte de la madurez que el Señor está forjando en ti a través de su Espíritu, ahora eres una nueva persona en Él, enfócate en ese propósito.