[Grandes Versos] La grandeza de CristoMuestra

Un universo centrado en Cristo

«Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él».

Medita en el inmenso tamaño de nuestro sistema solar, luego en el tamaño de nuestra galaxia, después en el tamaño del universo. Aquí hay un cuadro pintado por Philip Yancey en su libro, «Oración»:

«Si la galaxia de la Vía Láctea fuera del tamaño de todo el continente de América del Norte, nuestro sistema solar entraría en una taza de café. Incluso ahora dos naves espaciales Voyager están avanzando hacia el borde del sistema solar a una velocidad de cien mil millas por hora. Durante casi tres décadas se han estado alejando a toda velocidad de la Tierra, acercándose a una distancia de nueve mil millones de millas. Cuando los ingenieros transmiten un comando a la nave espacial a la velocidad de la luz, tarda trece horas en llegar. Sin embargo, este vasto vecindario de nuestro sol, en realidad del tamaño de una taza de café, encaja junto con varios cientos de miles de millones de otras estrellas y sus secuaces en la Vía Láctea, una de las galaxias de tal vez cien mil millones de este tipo en el universo. Enviar un mensaje a velocidad de la luz al borde de ese universo tomaría quince mil millones de años».

El universo es tan grande. Solo piensa, este universo asombrosamente vasto fue creado por Cristo, por su mera palabra. Jesús de Nazaret, nació de una adolescente judía, caminaba por las polvorientas calles de Judea y fue ejecutado como un criminal común. Este Jesús creó las galaxias. Jesús era plenamente humano, pero no era un simple humano. Era mucho más. Él es el Dios que se hizo humano sin dejar de ser Dios.

Colosenses 1:16 pone énfasis en Jesús como Creador con estas tres frases: «En los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades». Jesús creó todas las cosas, incluidos todos los seres angelicales del universo. Y entonces, en caso de que no hayamos comprendido completamente el punto, Pablo dice de nuevo, «todas las cosas fueron creadas a través de él y para él». Jesucristo es tanto la causa como la meta de la creación. Él es el punto de partida y el punto final de la creación.

Vivimos en un universo centrado en Cristo. Tal es la grandeza y magnificencia de la gloria de Jesucristo.