Nuestro viaje diario: una caminata de 30 días con JesúsMuestra

Destrozado en el pasillo 9

Mi corazón pesado, tuve la tentación de estacionar mi carrito de supermercado e interrumpir su conversación. Aunque no había escuchado la totalidad de su discusión ácida, vi lo suficiente para saber que los cuatro compradores estaban profundamente insatisfechos con los individuos en su iglesia local. Irónicamente, ninguno de ellos parecía más feliz por su desahogo. No los conocía, a los que estaban hablando, o incluso su iglesia, pero lloré por estar desgarrando verbalmente el cuerpo de Cristo en un pasillo de almacén público.

Destruir verbalmente a alguien que ha sido creado en la imagen de Dios no solo es inconsistente con el carácter de Cristo, sino que nuestros comentarios despectivos contristan al Espíritu Santo también (Efesios 4:30). Podemos pretender tolerar a aquellos que nos frustran o nos hacen enojar, pero las palabras que hablamos acerca de ellos son una ventana directa a nuestros corazones (vv.15,29; Lucas 6:45).

De acuerdo, cada iglesia local tiene sus problemas e, invariablemente, incluso las congregaciones más sanas experimentarán tiempos de conflicto. Pero la marca que define la transformación de Jesús en nosotros es la forma en que abordamos nuestras diferencias dentro del cuerpo. En los tiempos cuando nuestras preocupaciones con un compañero creyente están justificadas, debemos mirar las Escrituras para encontrar la respuesta apropiada (Mateo 18: 15-17). Los chismes solo pueden crear más problemas.

Todos actuamos como esos compradores a veces—repartiendo palabras destructivas. Pero Pablo nos dice "desháganse de toda amargura, enojo, ira, palabras duras, y la calumnia, así como todo tipo de comportamiento malvado" (Efesios 4:31). Tenemos que ser un pueblo distintivo que valora y respeta a los demás como a nosotros "hablamos la verdad en el amor" (v.15). Y a medida que nos sometemos al Espíritu Santo, las palabras que honran a Cristo fluirán de nuestros corazones y nuestras bocas. —Regina Franklin

MÁS: Lee Judas 1: 20-21 y considera lo que significa edificar a otros creyentes en lugar de derribarlos.

SIGUIENTE: ¿Cómo podemos resolver nuestros agravios con los demás en el cuerpo de Cristo de una manera cristiana? ¿Por qué estamos tentados a destrozar a las personas verbalmente detrás de sus espaldas?