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"No hay límites, solo limitaciones"

Daniel Dias, un joven de 26 años, dos veces nadador paralímpico de Brasil, poseedor de 10 récords mundiales y 22 medallas, nació con malformación en las extremidades superiores e inferiores.

Durante su infancia, le gustaba practicar deporte, especialmente fútbol. Con frecuencia, se metía en problemas en casa, porque rompía las prótesis durante los partidos que jugaba. Él pensaba que era la única persona con discapacidad a la que le gustaban los deportes.

Con 16 años, Daniel vio los Juegos Paralímpicos en la televisión. Vio al brasileño Clodoaldo Silva establecer cuatro récords del mundo y ganar seis medallas de oro y una de plata en los eventos de natación para Brasil.

Se preguntó si tal vez él también podría representar a su país algún día. Ese año, Daniel tuvo su primera clase de natación. En ocho lecciones, ya había aprendido los cuatro estilos y se había convertido en un nadador competente.

Los padres de Daniel lo criaron para ser igual que cualquier otro joven de su edad. Amigos de la comunidad cristiana le ayudaron a sentar las bases para que pudiera verse a sí mismo como una obra principal de Cristo, y se convirtió en una persona que se negaba a estar limitado por sus discapacidades.

Cuando Daniel se mira en el espejo, no ve a alguien discapacitado, sino que ve a alguien creado por Cristo, alguien que está bien a los ojos de Su Padre. Mientras el tiene estos limites dice:

"Decir que soy un atleta paralímpico me define mejor que decir que soy una persona con discapacidad. No tengo límites. Como dice en Filipenses 4:13, "Puedo hacer todas las cosas a través de Cristo que me fortalece". Lo que es imposible es una cuestión de opinión. Cuando tengo a Dios en mi vida, puedo lograr algo increíble. Todos nosotros somos obras que Dios planeó".

La forma en que respondes a las limitaciones en tu vida revela tu confianza en Dios y en sus promesas. Puedes elegir ser un amargado, o puedes elegir ser mejor.

Preguntas: ¿A qué limitaciones te enfrentas? ¿Qué límites te pones a ti mismo? ¿Puedes confiar que Cristo te ayuda a crecer más allá de esos límites para convertirte en la persona que Él te está llamando a ser?

Oración: Ayúdame, Padre, a ver mis posibilidades en lugar de mis límites. Ayúdame a crecer como la persona que me estás llamando a ser.