¿Sólo Espuma?Muestra

De una simple limonada a una reflexión desafiante.  

Una de las cosas que disfruto hacer es preparar limonada para recibir a nuestros invitados en casa o sólo para regalonear a mis amigos, familia y esposa. Hago inventos con frutas, preparo mezclas con soda o bebidas, exprimo el limón suficiente  y le agrego el ingrediente especial “....” (Es secreto jejeje). Bueno en fin, te cuento esta historia porque uno de tantos de esos días mientras preparaba una Limonada más, me pasé de raya con la fruta y quedó mucha espuma y poco jugo en cada vaso, y por ende no quedó tan refrescante... y luego de pasar algunas semanas leyendo un buen libro, conversando con mi padre de un tema "random" llegamos al punto de análisis de que cosas como una pandemia mundial (Covid-19) nos ha demostrado que tan conectados estamos con Dios y que tanto de eso sobrenatural de Dios hay en nosotros como sus discípulos o seguidores. Una de las críticas fuertes que podemos hacernos como Iglesia es ¿Qué tan convencidos estábamos del “Poder de Dios” que hay en nosotros?. Ya que sin duda nuestras congregaciones podrían haber sido, por qué no, noticia mundial al haber visto que la gente llegaba a nuestras iglesias, haber orado por los enfermos y ser la fuente de sanidad y restauración de decenas y miles de personas por este virus letal, ser así una respuesta evidencial antes que los hospitales, gobiernos o vacunas. Esta reflexión se conectó rápidamente para mi con la imagen del Jugo de Limón y su espuma. Quiero plantearte la siguiente interrogante, ¿Será que nos estamos transformando en seguidores de Jesús y fieles amantes de su presencia, pero no contamos con la presencia del Espíritu de Dios?, Espíritu que nos lleve a ver no sólo señales, sino ser portadores de lo sobrenatural de Dios o estamos siendo ¿sólo Espuma?. Déjame decirte que soy el primero en sentirse desafiado ante esta pregunta, ya que veo como respuesta inmediata que desde la historia de los primeros discípulos de Jesús , sólo podemos ser portadores de su presencia a un nivel mayor, cuando hemos tenido un encuentro con Dios y su Espíritu Santo. Sin eso nos falta sustancia.