Cantos De Adoración | Oru Worship Muestra

Lo haré por siempre 

Tú eres el Dios que formó mi mundo. Tú eres el Dios que habló vida a mi existencia. Desordenado en mi pecado, tu gracia desplegada. Me acogiste en tu casa sin ninguna resistencia.

¿Tienes un collar favorito que usas todos los días? Si es así, puedes entender la decepción de buscar el collar solo para encontrar que fue arrojado en una caja enrollado como una bola que es imposible de desenredar y armar nuevamente.

Podemos encontrarnos como ese collar, enrollados. Debido a los horarios agitados, pensamientos sin filtrar y decisiones equivocadas a lo largo del camino de la vida, aquella relación con Cristo que alguna vez fue estrecha cayó al fondo de nuestras prioridades. Pasan meses y tal vez años, y ahora nos encontramos enredados en un lío pecaminoso, agitado y ansioso de salir de allí.

Pensar en nuestras cosas y ser obedientes a nuestra carne nos deja «desordenados». En Romanos 3:10, Pablo dice que ni una sola persona es justa. Por lo tanto, ni una sola persona puede ser salvada por medio de su propia justicia (Fil. 3:9). Sin embargo, Pablo nos dice en Romanos 5:8–10,

Pero Dios muestra su amor por nosotros en esto: Aunque todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Puesto que ahora hemos sido justificados por su sangre, ¡cuánto más seremos salvos de la ira de Dios a través de él! Porque si bien éramos enemigos de Dios, nos reconciliamos con él a través de la muerte de su Hijo, ¡cuánto más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos a través de su vida!

Debido a la resurrección de Cristo, nuestro Padre Creador y amoroso hizo posible que viniéramos a él en nuestro desorden y que él «nos desplegara» en los hijos que él nos llamó a ser. No hay nada malo o difícil que él no pueda manejar. Él celebra alegremente, sin condenación, cuando sus hijos pródigos vuelven a él.

Ven a él; echa tus preocupaciones sobre él. ¿Qué tienes que perder? (1 Pedro 5:17).