Cómo conocer al Hijo de DiosMuestra

Recibir gozo y fortaleza

Hay otro aspecto vital en el «porqué» de la partida de Jesús. Él dijo: «Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes» (Jn. 16:7 NVI). La partida de Jesús estuvo ligada a Pentecostés. No hay Pentecostés sin la ascensión. Como el Rey de reyes investido, Jesús tenía la autoridad junto con el Padre para enviar Su Espíritu Santo de una manera nueva y poderosa sobre la Iglesia. Jesús habló de cierta necesidad de Su partida para que viniera el Espíritu. Aquí había otra gran ventaja. Él declaró: «Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.» (Hch 1:8 NVI).

Dos cosas notables les sucedieron a los discípulos luego de la partida de Jesús. La primera es que «Ellos, entonces, lo adoraron y luego regresaron a Jerusalén con gran alegría» (Lc 24:52 NVI). No estaban abatidos por la partida de Jesús. Evidentemente, al final entendieron por qué se iba. Ellos entendieron lo que la Iglesia, en su mayor parte, no ha logrado entender desde entonces. Vivimos como si hubiera sido mejor que Jesús no se fuera.

El segundo cambio evidente en la vida de los discípulos fue su fortaleza espiritual. Después de Pentecostés, eran personas diferentes. Ya no huían como ovejas sin pastor. En cambio, pusieron el mundo patas arriba. Trastornaron el mundo porque entendieron plenamente dos cosas simples: el «dónde» y el «porqué» de la partida de Jesús.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios

Gran gozo y fortaleza espiritual son dos de los beneficios del ministerio del Espíritu Santo. Deja que Él libere estos beneficios en tu vida hoy.

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