¿Cómo Deberíamos Elegir Nuestros Pasatiempos? Muestra

El entretenimiento y nuestra alma

¿Cuál es el valor de nuestra alma? Cuando se trata de entretenimiento, nuestras almas son de suma importancia. La verdad es que de alguna manera nos están entreteniendo hasta la muerte. Algunas personas pasan horas viendo programas de televisión. Otros pasan días y días jugando videojuegos o discutiendo en las redes sociales con personas que nunca han conocido. Algunos adultos y adolescentes son literalmente adictos a estas formas de entretenimiento.

Tal adicción no es saludable y al mismo tiempo nos revela algo. Nos muestra el estado de nuestras almas. Demuestra que hay una falta de satisfacción en nuestras vidas, un vacío. La Biblia dice que Dios puso eternidad en nuestros corazones. Tenemos un anhelo eterno, un vacío. Si no lo llena Dios, lo llenaremos con otras cosas. A menudo, el entretenimiento mundano es algo que usamos para llenar el vacío en nuestras almas. Para los incrédulos, esto significa que necesitan encontrarse con Jesús. ¿Qué significa para los cristianos?

Si nosotros, como creyentes, nos volvemos adictos a las cosas mundanas, descubrimos que el vacío eterno en nuestras almas no lo está llenando Dios. Él no está siendo la fuente de nuestra satisfacción. Hay una brecha en nuestro caminar con el Señor. Horas interminables de entretenimiento significan que todavía estamos buscando algo. Buscamos algo o alguien más que nos brinde placer, satisfacción y que nos permita disfrutar. Si esto está sucediendo, debemos examinar nuestro caminar con Dios. ¿Es real? ¿De verdad fuimos salvos? Si sabemos que nuestra salvación fue genuina, entonces debemos profundizar más. Necesitamos preguntarnos si realmente conocemos a nuestro Dios. Si lo conocemos, ¿lo estamos buscando? ¿Estamos enamorados de Jesús? ¿Es él el mayor deseo de nuestras almas?

La Biblia nos dice que debemos amar al Señor con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Él debería ser nuestro deseo número uno. La Escritura también nos promete que, si nos deleitamos en el Señor, él nos concederá los deseos de nuestro corazón. El Señor llenará nuestras almas de gozo y de sus placeres eternos. Quiere darnos todas las cosas para que disfrutemos. No deberíamos tener ídolos en nuestro corazón; el Señor debe ser la principal fuente de nuestra satisfacción.