Salvaje De Corazón: 6 Días De Devocional Para Recuperar Tu Corazon MasculinoMuestra

La herida

Ahora es el momento de llegar a las cuestiones más profundas, de permitir la sanidad de tu corazón herido. 

Cada niño, en su viaje para convertirse en hombre, recibe una flecha en el centro de su corazón, en el lugar de su fuerza. La recibimos de hermanos, madres, entrenadores y novias. Pero las heridas más profundas provienen casi siempre de nuestros padres. ¿Tu padre alguna vez te dijo que te ama? ¿Recuerdas que te haya dicho que tienes lo que hay que tener?

Estamos heridos, y con esa herida llega un mensaje: una mentira sobre nosotros y sobre el mundo, y a menudo también sobre Dios. La herida y la mentira suelen conducir a una decisión, a una resolución de no volver a hacer lo que sea que haya provocado la herida. Esto nos convierte en los hombres que somos hoy en día, y se manifiesta de diversas maneras, desde la ira y el perfeccionismo hasta la ocultación y nuestras adicciones. 

Tendemos a manejar mal nuestras heridas, minimizándolas, negándolas, o abrazando la herida como lo más verdadero de nosotros. Sin embargo, la misión de Jesús consiste en restaurar. Cuando le preguntaron por qué había venido, citó el pasaje de Isaías 61: «El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos».

Lo que te define no es tu herida. Jesús vino a sanar tu herida y a restaurarte como hijo y como hombre.