HábitosMuestra

 Escrito por Ella, 16 años de Georgetown, Texas, EE. UU. 

 ¿Cuál es el tiempo más largo que has pasado sin comida ni agua? ¿Recuerdas el malestar o incluso el dolor que experimentaste? Ciertamente, puedo nombrar algunas veces en mi vida en las que mi cuerpo no estuvo contento conmigo, pero luego, con el tiempo, volvía a comer y me sentía mejor. Eso es lo que Jesús trata de explicar aquí. Mientras estamos cerca de Él y lo buscamos siempre que sea posible, nuestros espíritus están llenos por completo. Pero cuando nos alejamos y no pasamos tiempo con Él, o no lo buscamos, y nuestra rama o nuestra conexión con Él se desprende, empezamos a tropezar y nos detenemos. Es como cuando una hoja se cae de un árbol o el tallo de una flor se rompe. Puede sobrevivir por un tiempo, pero debido a que su principal fuente de nutrición desaparece, no podrá vivir para siempre. 

 Jesús es nuestro alimento espiritual y si permanecemos con Él, podemos hacer cosas increíbles y estaremos conectados a la fuente de la alegría, el amor y la esperanza. Pero cuando nos separamos para hacer nuestras propias cosas, para seguir nuestros deseos, terminamos caminando en círculos que no nos hacen ningún bien y a menudo nos llevan a consecuencias dolorosas. Si nuestra conexión con Jesús es fuerte, las maravillosas oportunidades que Él tiene reservadas para nosotros no tienen fin.