HábitosEjemplo

 Escrito por Beatriz, 16 años de Alpharetta, Georgia, EE. UU. 

 ¿Alguna vez recibiste una noticia tan buena que tu cuerpo no pudo contenerla? Quizá cuando conseguiste ser parte del equipo universitario, obtuviste una buena calificación en tu examen o te invitaron al baile de graduación, comenzaste a gritar, a llorar o a bailar sin siquiera pensarlo. Es natural que nuestro cuerpo responda a las buenas noticias, pero pensemos en ello: ¿cómo sería si canalizáramos esa misma energía y entusiasmo para alabar y hablar de Dios? Él nos ha dado el mayor regalo y las mejores noticias de nuestras vidas, pero no siempre nos tomamos el tiempo para agradecerle. Créeme, entiendo que a veces estás estresado con la escuela, ocupado con los deportes, y sientes que hay cosas más divertidas por hacer, pero trata de agradecer a Dios por al menos una cosa buena cada día. Cuando dedicamos tiempo a agradecerle y a contarle a los demás sobre las cosas buenas que está haciendo en nuestras vidas, estamos haciendo nuestra parte, ya que toda la creación demuestra cuán grande es Él.