21 Días en la presencia del SeñorMuestra

“ORACIÓN SILENCIOSA”

Ana fue una mujer de fe que fue juzgada injustamente. Ella se destacaba por su oración silenciosa ante el Padre, una oración ferviente, sin necesidad de ser escuchada por los hombres. Ana reconocía que el Señor veía directamente su corazón porque Él conocía sus pensamientos aún antes de que su oración se convirtiera en palabras.

Dios dice en su palabra: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”

Nuestra oración ante la presencia del Señor debe ser una oración ferviente en la intimidad, en lo secreto. El Señor conoce lo que tenemos en nuestros corazones, Él escudriña cada corazón y no hay necesidad de muchas palabras en voz alta porque el mismo Espíritu Santo intercede por nosotros.

Ana era una mujer que sentía gran angustia por no tener hijos; nunca demostró su angustia ni dolor. Ella iba directamente a la presencia de Dios y lo expresaba silenciosamente; nunca intentó demostrar a las personas cuál era su oración ante el Padre, porque ella confiaba y creía plenamente que Él escudriñaba y conocía su corazón antes de que ella vaya a su presencia a orar en silencio. Su persistencia y su gran fe hicieron que su oración se convirtiera en un gran milagro y en una oración contestada.