Una vida de integridadMuestra

El camino a la integridad

Solo el Espíritu de Dios puede crear integridad dentro de nosotros, pero todo lo del mundo puede robárnosla. La gente y las situaciones pueden, intencionalmente o no, corromper y comprometer nuestra integridad. No nacemos con un corazón con integridad y, si lo queremos, deberemos pelear por él.

Si queremos luchar por una integridad profundamente enraizada, esto significa que debemos conocer, entender y amar íntimamente la verdad de Dios. Es esta verdad la que desarrolla sabiduría en nuestras vidas y nos ayuda a discernir y a poner en práctica los estándares y las fronteras que conforman un corazón de integridad.

Luchar también significa rodearnos de gente que siempre esté pendiente de nosotros y nos haga responsables de nuestras acciones. El pecado se multiplica en el silencio y parece ser más pequeño cuando no rendimos cuentas a nadie. Es mucho más probable que sigamos arriesgándonos cuando a nadie le interesa lo que hacemos o si nadie se da cuenta. Rendir cuentas es difícil, pero es un ingrediente clave para responsabilizarnos de nuestras acciones y palabras.

Luchar por la integridad aumentará nuestra capacidad para enfrentar y cambiar los obstáculos que continuamente nos obligan a comprometer la verdad de Dios. Hace que sea un poco más fácil no prometer demasiado, cambiar de trabajo o buscar un círculo diferente de amigos.

Luchar no significa que alguna vez seamos perfectos. Todos caemos. Todos cometemos errores. Sin importar cuánta integridad tengamos, nunca seremos perfectos. Esto es particularmente cierto en tiempos de temor, desastre y caos, cuando la tentación de tomar la decisión equivocada es mayor. La clave es responder por nuestras acciones y responsabilizarnos de nuestros errores. Tener un corazón de integridad nos ayuda a reconocer nuestros errores y a alcanzar el perdón y la gracia de Dios.

La integridad no es algo que tenemos o no; es un estilo de vida por el cual debemos luchar intencionalmente. Sea intencional en esforzarse por la verdad y la sabiduría de Dios. Luche contra todo lo que intenta distraernos y robarnos la integridad. Decida correr con fuerza por las cosas que importan.