El Profeta Daniel: Ejemplo De Consagración a DiosMuestra
3. Fidelidad e integridad en el desempeño de sus roles - parte II
Integridad significa ser entero o completo, incorruptible, tener rectitud moral y honestidad. Una persona con integridad no divide, pues, su lealtad (eso es duplicidad), ni finge ser de otra manera (eso es hipocresía), ni es una persona diferente dependiendo de las circunstancias (eso es inautenticidad). La gente con integridad es gente completa, no dividida, y siempre es la misma ante cualquier circunstancia.
Somos íntegros cuando nuestra conducta es consistente con las creencias y convicciones que expresamos. La integridad está ligada a la adhesión y fidelidad a un código de valores. Ahora, no basta con ser leal a unos valores. La lealtad a uno mismo es una condición necesaria pero insuficiente si se es fiel a unos valores corruptos. La integridad personal debe estar vinculada a valores rectos, dignos y nobles (la palabra de Dios). Para practicar la integridad se necesitan ambas cosas: valores rectos y congruencia con ellos. Pero también requiere de la adecuada motivación. La integridad requiere buenos motivos que son los que dan lugar a las buenas actuaciones. No basta con la corrección externa de la actuación, es necesario también que internamente el comportamiento esté motivado por las razones correctas.
Lo opuesto al hombre íntegro, es el hombre ambiguo, voluble, sin convicciones profundas, al cual la Biblia define como “el hombre de doble ánimo, quien es inconstante en todos sus caminos” (Santiago capítulo 1). Sé es integro cuando nuestra conducta es totalmente consistente con las convicciones que expresamos. Integridad significa congruencia entre pensamiento, emoción y voluntad. Es como una promesa que nos hacemos a nosotros mismos de conducirnos con rectitud, honestidad y fidelidad, según nuestras convicciones, y en cualquier circunstancia.
La integridad es una virtud que llegamos a tener por comprometernos con determinados valores y principios. Para el cristiano esos principios se resumen en la palabra de Dios.
Daniel es un modelo para todos los tiempos de lo que significa ser fiel e íntegro.
Escrituras
Acerca de este Plan
Un ejemplo digno de imitar en consagración, obediencia y fidelidad a Dios es el profeta Daniel. Él se mantuvo en ejercicio durante el reinado de cuatro reyes, durante los cuales su fidelidad a Dios le gano en varias ocasiones poner su vida en peligro, pero nunca vaciló en sus convicciones. La historia de su vida es digna de imitar.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/