Virus Letal vs Salvación EficazMuestra
Jesús nos cimentó en la obediencia
Antes de recibir la potestad de ser llamados hijos de Dios, éramos hijos de desobediencia. Seguíamos los lineamientos del príncipe que rige este mundo “satanás”. Vivíamos desalineados a la voluntad de Dios, amábamos vivir bajo los deseos de nuestra carne y gozábamos haciendo las cosas que a ella le deleitan. Obedecíamos a satanás dejándonos llevar por nuestra maldad y la concupiscencia de nuestra naturaleza pecaminosa. Sin embargo, Jesucristo nos vistió con nuevas vestiduras para que guiados por el Espíritu que nos fue dado empezáramos a vivir una vida diferente y contraria a todo lo pasado, una vida acorde a los preceptos escriturales, a su imagen y semejanza.
Es indudable que gracias a Jesús fuimos cimentados en la relación correcta con el Padre. Fue como si todo hubiera empezado de nuevo, regresamos como cuando a Adán se le concedió la dicha de gozar de la presencia de Dios y de todos sus beneficios. En Cristo Jesús, somos cimentados en los diseños divinos y podemos disfrutar de Dios, podemos gozar de la herencia celestial que nos ha sido entregada, podemos gozarnos de su paz, su amor, su misericordia, su gracia y su poder, podemos disfrutar de su paternidad.
Es imposible entonces pretender seguir viviendo como vivíamos cuando andábamos sin esperanza y sin Dios. Una vez sellados con el Espíritu de Dios, es natural que sintamos la necesidad de agradarlo en obediencia a su palabra, con el anhelo de andar acorde a su voluntad. Una vez partícipes de su amor y su paternidad no vamos a querer otra cosa más que vivir regidos por su Espíritu según las obras que quiere que hagamos. Es inevitable sufrir la transformación que ejerce el Espíritu de Dios en nuestra vida.
Una vez fuimos sellados con el Espíritu de Dios, morimos y nacemos de nuevo; una vez rescatados por Jesús morimos con Él a la desobediencia y vivimos con Él para obedecer a Dios.
Padre, gracias por tu Hijo Jesús. Porque por Él puedo gozar de tu paternidad. Haz que cada día se fortalezca en mí la identidad que me has dado en Él, quien me ha llevado a morir a la vida de pecado que llevaba y desear agradarte en obediencia. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
El virus letal del pecado viene ha hecho estragos en una sociedad totalmente carente de entendimiento. Sin embargo, tenemos la esperanza de hallar la salvación en Jesucristo y ser libres de toda culpabilidad.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite:https://www.facebook.com/Mariocampootal/