Confesión De Los Vencedores Para Una Batalla DiariaMuestra

ME CONSUME, A MÍ MISMO, Y A MÍ

“Cuando pasamos por esta vida con un espejo delante de nosotros, me temo que la única persona a la que impactaremos es a nosotros mismos.”

Azael Nunez

Vivimos hoy en una cultura tan narcisista, el yo, el orgullo de la vida, tengo que mirar por mí mismo primero, pero eso no es lo que Cristo nos llama a vivir como. ¿Quieres saber por qué tantos cristianos se sienten derrotados? Creo que es porque cuando nos centramos en nosotros y no estamos dispuestos a sacrificar o extender la mano para alcanzar a nuestro prójimo, nunca sabríamos qué poder hay dentro. Cuando nos miramos en el espejo, ¿qué cosas buenas diríamos? Tal vez "Me veo bien, o me visto bien", ¿qué tal si camináramos con un espejo frente a nosotros por todas partes, que fuéramos mientras caminamos por la calle y pasáramos al lado de alguien que pudiera estar herido o incluso caminando por nuestra propia casa? Si siempre tuviéramos un espejo delante de nosotros, todo lo que nos consumiría sería nosotros mismos, nuestros problemas y nuestra apariencia. Yo, yo y yo, pero ¿qué pasa con el que seguimos pasando y necesita una mano amiga, qué pasa con el que está a punto de tomar el asunto en sus manos acabando con su vida. 

¿Qué pasaría si cambiáramos el espejo por una ventana ahora todo se vería muy diferente? No estaríamos tan consumidos por mis problemas pero tendríamos los ojos abiertos para rezar, aconsejar y animar al débil. Cuando alguien necesita ayuda, puedo verlo porque ya no estoy cegado por mi espejo egoísta. Podré ver un mundo que está herido, perdido y necesitado de salvación. Los grandes conquistadores son personas que ponen sus necesidades ante Dios y dicen: "Señor sé que mientras yo cuido de ti y de tu pueblo, tú cuidas de mí". Porque ya no tenemos un espejo, sino que ahora es una ventana, puedo ver a los demás y ver la vida como Dios quiere que la vea. 

Confesión para hoy: Jesús, hoy cambio mi espejo de egoísmo, te miro para abrir los ojos, que vea que soy bendecido más allá de toda medida y que las cosas no son tan malas como parecían. Señor, quiero ver lo que tu corazón ve y no estar tan centrado en mi propia vida.