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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkGEN">
 <div class="chapter ch20" data-usfm="GEN.20">
 <div class="label">20</div><div class="s">Abraham y Abimelec</div><div class="p"> 1De all&#237; parti&#243; Abraham a la tierra del Neguev, y acamp&#243; entre Cades y Shur, y habit&#243; como forastero en Gerar. 2Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana.#Gn. 12.13; 26.7. Y Abimelec rey de Gerar envi&#243; y tom&#243; a Sara. 3Pero Dios vino a Abimelec en sue&#241;os de noche, y le dijo: He aqu&#237;, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. 4Mas Abimelec no se hab&#237;a llegado a ella, y dijo: Se&#241;or, &#191;matar&#225;s tambi&#233;n al inocente? 5&#191;No me dijo &#233;l: Mi hermana es; y ella tambi&#233;n dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi coraz&#243;n y con limpieza de mis manos he hecho esto. 6Y le dijo Dios en sue&#241;os: Yo tambi&#233;n s&#233; que con integridad de tu coraz&#243;n has hecho esto; y yo tambi&#233;n te detuve de pecar contra m&#237;, y as&#237; no te permit&#237; que la tocases. 7Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orar&#225; por ti, y vivir&#225;s. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morir&#225;s t&#250;, y todos los tuyos.</div><div class="p"> 8Entonces Abimelec se levant&#243; de ma&#241;ana y llam&#243; a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los o&#237;dos de ellos; y temieron los hombres en gran manera. 9Despu&#233;s llam&#243; Abimelec a Abraham, y le dijo: &#191;Qu&#233; nos has hecho? &#191;En qu&#233; pequ&#233; yo contra ti, que has atra&#237;do sobre m&#237; y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has hecho conmigo. 10Dijo tambi&#233;n Abimelec a Abraham: &#191;Qu&#233; pensabas, para que hicieses esto? 11Y Abraham respondi&#243;: Porque dije para m&#237;: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matar&#225;n por causa de mi mujer. 12Y a la verdad tambi&#233;n es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y la tom&#233; por mujer. 13Y cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que t&#250; har&#225;s conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de m&#237;: Mi hermano es. 14Entonces Abimelec tom&#243; ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvi&#243; a Sara su mujer. 15Y dijo Abimelec: He aqu&#237; mi tierra est&#225; delante de ti; habita donde bien te parezca. 16Y a Sara dijo: He aqu&#237; he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que &#233;l te es como un velo para los ojos de todos los que est&#225;n contigo, y para con todos; as&#237; fue vindicada.</div><div class="p"> 17Entonces Abraham or&#243; a Dios; y Dios san&#243; a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. 18Porque Jehov&#225; hab&#237;a cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch19" data-usfm="MAT.19">
 <div class="label">19</div><div class="s">Jes&#250;s ense&#241;a sobre el divorcio</div><div class="r">(Mr. 10.1-12; Lc. 16.18)</div><div class="p"> 1Aconteci&#243; que cuando Jes&#250;s termin&#243; estas palabras, se alej&#243; de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jord&#225;n. 2Y le siguieron grandes multitudes, y los san&#243; all&#237;.</div><div class="p"> 3Entonces vinieron a &#233;l los fariseos, tent&#225;ndole y dici&#233;ndole: &#191;Es l&#237;cito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? 4&#201;l, respondiendo, les dijo: &#191;No hab&#233;is le&#237;do que el que los hizo al principio, var&#243;n y hembra los hizo,#Gn. 1.27; 5.2. 5y dijo: Por esto el hombre dejar&#225; padre y madre, y se unir&#225; a su mujer, y los dos ser&#225;n una sola carne?#Gn. 2.24. 6As&#237; que no son ya m&#225;s dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios junt&#243;, no lo separe el hombre. 7Le dijeron: &#191;Por qu&#233;, pues, mand&#243; Mois&#233;s dar carta de divorcio, y repudiarla?#Dt. 24.1-4; Mt. 5.31. 8&#201;l les dijo: Por la dureza de vuestro coraz&#243;n Mois&#233;s os permiti&#243; repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue as&#237;. 9Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicaci&#243;n, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.#Mt. 5.32; 1 Co. 7.10-11.</div><div class="p"> 10Le dijeron sus disc&#237;pulos: Si as&#237; es la condici&#243;n del hombre con su mujer, no conviene casarse. 11Entonces &#233;l les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12Pues hay eunucos que nacieron as&#237; del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a s&#237; mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.</div><div class="s">Jes&#250;s bendice a los ni&#241;os</div><div class="r">(Mr. 10.13-16; Lc. 18.15-17)</div><div class="p"> 13Entonces le fueron presentados unos ni&#241;os, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los disc&#237;pulos les reprendieron. 14Pero Jes&#250;s dijo: Dejad a los ni&#241;os venir a m&#237;, y no se lo impid&#225;is; porque de los tales es el reino de los cielos. 15Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de all&#237;.</div><div class="s">El joven rico</div><div class="r">(Mr. 10.17-31; Lc. 18.18-30)</div><div class="p"> 16Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, &#191;qu&#233; bien har&#233; para tener la vida eterna? 17&#201;l le dijo: &#191;Por qu&#233; me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18Le dijo: &#191;Cu&#225;les? Y Jes&#250;s dijo: No matar&#225;s.#Ex. 20.13; Dt. 5.17. No adulterar&#225;s.#Ex. 20.14; Dt. 5.18. No hurtar&#225;s.#Ex. 20.15; Dt. 5.19. No dir&#225;s falso testimonio.#Ex. 20.16; Dt. 5.20. 19Honra a tu padre y a tu madre;#Ex. 20.12; Dt. 5.16. y, Amar&#225;s a tu pr&#243;jimo como a ti mismo.#Lv. 19.18. 20El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. &#191;Qu&#233; m&#225;s me falta? 21Jes&#250;s le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendr&#225;s tesoro en el cielo; y ven y s&#237;gueme. 22Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque ten&#237;a muchas posesiones.</div><div class="p"> 23Entonces Jes&#250;s dijo a sus disc&#237;pulos: De cierto os digo, que dif&#237;cilmente entrar&#225; un rico en el reino de los cielos. 24Otra vez os digo, que es m&#225;s f&#225;cil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 25Sus disc&#237;pulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: &#191;Qui&#233;n, pues, podr&#225; ser salvo? 26Y mir&#225;ndolos Jes&#250;s, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. 27Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aqu&#237;, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; &#191;qu&#233;, pues, tendremos? 28Y Jes&#250;s les dijo: De cierto os digo que en la regeneraci&#243;n, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria,#Mt. 25.31. vosotros que me hab&#233;is seguido tambi&#233;n os sentar&#233;is sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.#Lc. 22.30. 29Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibir&#225; cien veces m&#225;s, y heredar&#225; la vida eterna. 30Pero muchos primeros ser&#225;n postreros, y postreros, primeros.#Mt. 20.16; Lc. 13.30.</div>
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 <div class="book bkNEH">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="NEH.9">
 <div class="label">9</div><div class="s">Esdras confiesa los pecados de Israel</div><div class="p"> 1El d&#237;a veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre s&#237;. 2Y ya se hab&#237;a apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres. 3Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehov&#225; su Dios la cuarta parte del d&#237;a, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehov&#225; su Dios.</div><div class="p"> 4Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jes&#250;a, Bani, Cadmiel, Seban&#237;as, Buni, Sereb&#237;as, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehov&#225; su Dios. 5Y dijeron los levitas Jes&#250;a, Cadmiel, Bani, Hasabn&#237;as, Sereb&#237;as, Hod&#237;as, Seban&#237;as y Peta&#237;as: Levantaos, bendecid a Jehov&#225; vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad; y bend&#237;gase el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendici&#243;n y alabanza. 6T&#250; solo eres Jehov&#225;; t&#250; hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ej&#233;rcito, la tierra y todo lo que est&#225; en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y t&#250; vivificas todas estas cosas, y los ej&#233;rcitos de los cielos te adoran. 7T&#250; eres, oh Jehov&#225;, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos,#Gn. 12.1. y le pusiste el nombre Abraham;#Gn. 17.5. 8y hallaste fiel su coraz&#243;n delante de ti, e hiciste pacto con &#233;l para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo,#Gn. 15.18-21. para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo. 9Y miraste la aflicci&#243;n de nuestros padres en Egipto,#Ex. 3.7. y o&#237;ste el clamor de ellos en el Mar Rojo;#Ex. 14.10-12. 10e hiciste se&#241;ales y maravillas contra Fara&#243;n, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de su tierra,#Ex. 7.8&#8212;12.32. porque sab&#237;as que hab&#237;an procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este d&#237;a.</div><div class="p"> 11Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de &#233;l en seco;#Ex. 14.21-29. y a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas.#Ex. 15.4-5. 12Con columna de nube los guiaste de d&#237;a, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde hab&#237;an de ir.#Ex. 13.21-22. 13Y sobre el monte de Sina&#237; descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos, 14y les ordenaste el d&#237;a de reposo#9.14 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. santo para ti, y por mano de Mois&#233;s tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley.#Ex. 19.18&#8212;23.33. 15Les diste pan del cielo en su hambre,#Ex. 16.4-15. y en su sed les sacaste aguas de la pe&#241;a;#Ex. 17.1-7. y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la dar&#237;as.#Dt. 1.21. 16Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos. 17No quisieron o&#237;r, ni se acordaron de tus maravillas que hab&#237;as hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebeli&#243;n pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre.#Nm. 14.1-4; Dt. 1.26-33. Pero t&#250; eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia,#Ex. 34.6; Nm. 14.18. porque no los abandonaste. 18Adem&#225;s, cuando hicieron para s&#237; becerro de fundici&#243;n y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto;#Ex. 32.1-4. y cometieron grandes abominaciones, 19t&#250;, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apart&#243; de ellos de d&#237;a, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual hab&#237;an de ir. 20Y enviaste tu buen Esp&#237;ritu para ense&#241;arles, y no retiraste tu man&#225; de su boca, y agua les diste para su sed. 21Los sustentaste cuarenta a&#241;os en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.#Dt. 8.2-4. 22Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Seh&#243;n, la tierra del rey de Hesb&#243;n, y la tierra de Og rey de Bas&#225;n.#Nm. 21.21-35. 23Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo,#Gn. 15.5; 22.17. y los llevaste a la tierra de la cual hab&#237;as dicho a sus padres que hab&#237;an de entrar a poseerla.#Jos. 3.14-17. 24Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del pa&#237;s, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran.#Jos. 11.23. 25Y tomaron ciudades fortificadas y tierra f&#233;rtil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, vi&#241;as y olivares, y muchos &#225;rboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad.#Dt. 6.10-11. 26Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.</div><div class="p"> 27Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulaci&#243;n clamaron a ti, y t&#250; desde los cielos los o&#237;ste; y seg&#250;n tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos. 28Pero una vez que ten&#237;an paz, volv&#237;an a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos que los dominaron; pero volv&#237;an y clamaban otra vez a ti, y t&#250; desde los cielos los o&#237;as y seg&#250;n tus misericordias muchas veces los libraste.#Jue. 2.11-16. 29Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivir&#225;;#Lv. 18.5. se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon. 30Les soportaste por muchos a&#241;os, y les testificaste con tu Esp&#237;ritu por medio de tus profetas, pero no escucharon;#2 R. 17.13-18; 2 Cr. 36.15-16. por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra. 31Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso. 32Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros pr&#237;ncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los d&#237;as de los reyes de Asiria#2 R. 15.19,29; 17.3-6; Esd. 4.2,10. hasta este d&#237;a. 33Pero t&#250; eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo. 34Nuestros reyes, nuestros pr&#237;ncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les amonestabas. 35Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y f&#233;rtil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras. 36He aqu&#237; que hoy somos siervos; henos aqu&#237;, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien. 37Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se ense&#241;orean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia.</div><div class="s">Pacto del pueblo, de guardar la ley</div><div class="p"> 38A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros pr&#237;ncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.</div>
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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch19" data-usfm="ACT.19">
 <div class="label">19</div><div class="s">Pablo en &#201;feso</div><div class="p"> 1Aconteci&#243; que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, despu&#233;s de recorrer las regiones superiores, vino a &#201;feso, y hallando a ciertos disc&#237;pulos, 2les dijo: &#191;Recibisteis el Esp&#237;ritu Santo cuando cre&#237;steis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos o&#237;do si hay Esp&#237;ritu Santo. 3Entonces dijo: &#191;En qu&#233;, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. 4Dijo Pablo: Juan bautiz&#243; con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendr&#237;a despu&#233;s de &#233;l, esto es, en Jes&#250;s el Cristo.#Mt. 3.11; Mr. 1.4,7-8; Lc. 3.4,16; Jn. 1.26-27. 5Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Se&#241;or Jes&#250;s. 6Y habi&#233;ndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Esp&#237;ritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 7Eran por todos unos doce hombres.</div><div class="p"> 8Y entrando Pablo en la sinagoga, habl&#243; con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. 9Pero endureci&#233;ndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apart&#243; Pablo de ellos y separ&#243; a los disc&#237;pulos, discutiendo cada d&#237;a en la escuela de uno llamado Tiranno. 10As&#237; continu&#243; por espacio de dos a&#241;os, de manera que todos los que habitaban en Asia, jud&#237;os y griegos, oyeron la palabra del Se&#241;or Jes&#250;s.</div><div class="p"> 11Y hac&#237;a Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los pa&#241;os o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los esp&#237;ritus malos sal&#237;an. 13Pero algunos de los jud&#237;os, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Se&#241;or Jes&#250;s sobre los que ten&#237;an esp&#237;ritus malos, diciendo: Os conjuro por Jes&#250;s, el que predica Pablo. 14Hab&#237;a siete hijos de un tal Esceva, jud&#237;o, jefe de los sacerdotes, que hac&#237;an esto. 15Pero respondiendo el esp&#237;ritu malo, dijo: A Jes&#250;s conozco, y s&#233; qui&#233;n es Pablo; pero vosotros, &#191;qui&#233;nes sois? 16Y el hombre en quien estaba el esp&#237;ritu malo, saltando sobre ellos y domin&#225;ndolos, pudo m&#225;s que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17Y esto fue notorio a todos los que habitaban en &#201;feso, as&#237; jud&#237;os como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Se&#241;or Jes&#250;s. 18Y muchos de los que hab&#237;an cre&#237;do ven&#237;an, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19Asimismo muchos de los que hab&#237;an practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. 20As&#237; crec&#237;a y prevalec&#237;a poderosamente la palabra del Se&#241;or.</div><div class="p"> 21Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en esp&#237;ritu ir a Jerusal&#233;n, despu&#233;s de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Despu&#233;s que haya estado all&#237;, me ser&#225; necesario ver tambi&#233;n a Roma. 22Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, &#233;l se qued&#243; por alg&#250;n tiempo en Asia.</div><div class="s">El alboroto en &#201;feso</div><div class="p"> 23Hubo por aquel tiempo un disturbio no peque&#241;o acerca del Camino. 24Porque un platero llamado Demetrio, que hac&#237;a de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los art&#237;fices; 25a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sab&#233;is que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 26pero veis y o&#237;s que este Pablo, no solamente en &#201;feso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasi&#243;n, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. 27Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino tambi&#233;n que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.</div><div class="p"> 28Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: &#161;Grande es Diana de los efesios! 29Y la ciudad se llen&#243; de confusi&#243;n, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compa&#241;eros de Pablo. 30Y queriendo Pablo salir al pueblo, los disc&#237;pulos no le dejaron. 31Tambi&#233;n algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rog&#225;ndole que no se presentase en el teatro. 32Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los m&#225;s no sab&#237;an por qu&#233; se hab&#237;an reunido. 33Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empuj&#225;ndole los jud&#237;os. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quer&#237;a hablar en su defensa ante el pueblo. 34Pero cuando le conocieron que era jud&#237;o, todos a una voz gritaron casi por dos horas: &#161;Grande es Diana de los efesios! 35Entonces el escribano, cuando hab&#237;a apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, &#191;y qui&#233;n es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de J&#250;piter? 36Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacig&#252;&#233;is, y que nada hag&#225;is precipitadamente. 37Porque hab&#233;is tra&#237;do a estos hombres, sin ser sacr&#237;legos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38Que si Demetrio y los art&#237;fices que est&#225;n con &#233;l tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y proc&#243;nsules hay; ac&#250;sense los unos a los otros. 39Y si demand&#225;is alguna otra cosa, en leg&#237;tima asamblea se puede decidir. 40Porque peligro hay de que seamos acusados de sedici&#243;n por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar raz&#243;n de este concurso. 41Y habiendo dicho esto, despidi&#243; la asamblea.</div>
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