Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

Qué peligrosa es la idolatría y la arrogancia. Para ninguna de las dos había tregua, la muerte era el castigo. Estas dos cosas siguen acabando con nuestra vida el día de hoy. Rendir culto a una cosa, sea el dinero, poder, fama, una persona o a nosotros mismos, nos destruye lentamente. Va desfigurando nuestra identidad hasta destruirla. 

También la arrogancia, la ingenuidad que mostramos al creer que somos más de lo que somos sintiéndonos superiores a otros, destruye nuestra vida.. 

Es por eso que el rey, siendo ejemplo para todos, necesitaba estar muy cerca de la Palabra de Dios. Tenía que realizar una copia de ella con su propio puño y letra, y traerla siempre consigo, leerla y aprender a temer a Dios.

Muchos han terminado sacrificando a sus hijos en el altar del reconocimiento, del poder y del dinero. Tener un poco más ha hecho que vean a sus hijos como un estorbo en sus planes. Debemos tener cuidado, acercándonos al Señor por medio de su Palabra.