Milagro de fin de añoMuestra

Día 2: La fe siempre espera un milagro

La Biblia relata que de tanto en tanto un ángel descendía y movía las aguas, y el primero de los enfermos que se sumergía era sano de su enfermedad. Esta gente vivía con la esperanza de recibir un milagro, cada día esperaban que el ángel descendiera y ellos tuvieran la posibilidad de ser sanos. Podemos convivir con enfermedades graves, podemos llegar a vivir sin salud, sin trabajo, sin la casa propia, pero no podemos vivir sin esperanza. Esta gente que rodeaba el estanque estaba llena de problemas. Todos podemos tener problemas, pero «No es un problema, tener un problema, el verdadero problema es no tener esperanza».

Se nos dice que todos los que allí estaban «esperaban» el movimiento del agua. «Esperar, seguir adelante», son acciones que no tienen significado para aquel que no tiene esperanza. El Evangelio es un evangelio de esperanza, de buenas noticias. Hay gente que aunque conoció la Biblia aún no ha conocido la esperanza. El hecho que tengas esperanza no significa que no tengas problemas, sino que por encima de ellos la esperanza incentiva la fe. Creer que lo que vendrá será mejor es esperanza.

Lo primero que Dios hace es darnos esperanza en nuestro corazón, Él es nuestro Estanque de Betesda. El Señor es la fuente donde las aguas se moverán. Observe que Dios era quien movía esas aguas, Él enviaba un ángel para ello. Yo no puedo mover las aguas del estanque de mi necesidad, pero Dios sí puede. El Espíritu Santo desciende a mover las aguas de la sanidad y la liberación cuando encuentra un corazón que lo busca incesantemente. La gente que rodeaba el estanque tenía muchos problemas pero esperaba expectante el toque de Dios. Cuando hay gente que tiene hambre de Dios y lo busca intensamente, atrae al Espíritu Santo.