El Espíritu De La Navidad Muestra

Humildad

Cuando llego el momento de que Señor Jesús habitase en medio de los hombres, no escogió la familia más reconocida de ese tiempo, ni un palacio, ni mucha gente a su servicio. Un pesebre le fue suficiente. 

Tal vez el mesonero hubiese preferido ayudar a esta familia con algo mejor. Lo único que pudo ofrecerles fue el lugar de descanso de los animales. ¿Tuvo Jesús, el hijo de Dios, algún inconveniente con esto? Para nada. Incluso sus padres con todo lo que estaban viviendo comenzaron a tener un corazón humilde.

Este es uno de los principales valores que nos deja la historia del nacimiento de Jesús. Vemos que incluso, esta actitud permanece siempre en su caminar por la tierra. Por eso, creo que cada uno de nosotros, también debemos generar y conservar un corazón humilde.

Y para ello nuestro énfasis debe ser enfocarnos, no en lo que merecemos, sino en tener nuestra vida dispuesta a ser personas de bendición.

Aún cuando en nuestro entorno nadie reconozca o elogie lo que nos está sucediendo, para Dios no pasa desapercibido. Porque ese humilde pesebre se convirtió en un lugar donde la esperanza del mundo no sólo se gestaba sino comenzaba a vislumbrarse.

Dios conserve en nosotros un corazón humilde.