[Grandes Versos] La forma en que debemos vivirMuestra

Regocíjate sin importar nada

Regocíjense siempre en el Señor; una vez más voy a decir, regocíjense.

Elige alegrarte. Elige regocijarte siempre. Elige regocijarte siempre en el Señor.

Sabemos que Pablo siente esto profundamente porque da el mandamiento dos veces, como para decir: «Esto es tan importante. ¡Regocíjate! ¡Hazlo!». Esto no es una recomendación, sino una orden. Toma la decisión de regocijarte en Dios. Elije responder con alegría independientemente de las circunstancias o la situación, aun cuando hay malas noticias o cuando hay noticias desgarradoras.

No me imagino que Dios nos diga que tengamos un sentimiento de felicidad. Sé que no nos está diciendo que coloquemos una sonrisa de plástico en nuestra cara (Dios nunca promueve la farsa o la hipocresía). Más bien, Dios nos está diciendo que tomemos medidas. Alégrate, alaba a Dios, da gracias, adora a Dios en el canto, cita un pasaje sobre la bondad y fidelidad de Dios; expresa en la oración que se puede confiar en Dios, todas estas son maneras para regocijarse.

Si obedeciéramos este mandamiento, se transformaría la mayor parte de nuestras vidas. Cuando te critiquen, regocíjate. Cuando tu auto se descomponga, regocíjate. Cuando experimentes dolor físico, regocíjate. Cuando pierdas tu trabajo, regocíjate. Pase lo que pase, regocíjate.

Eso es lo que Dios dice, ¿no? Regocíjense en el Señor siempre. Parece una locura. Pero detrás de este mandato contracultural y contraintuitivo está la convicción de que Dios es bueno, de que se puede confiar en él, de que tendrá la última palabra, que aún está en su trono y redimirá este problema. Dios es Dios. Así que hazlo: «Regocijaos en el Señor siempre».