Navidad: Esperanza, Fe Y Amor Muestra

Una historia sin Navidad

Pensando en la declaración que Pablo hace a la iglesia de Corinto, donde su argumento principal tiene que ver con la resurrección de Cristo, afirmando que si todo lo que Jesús hizo no fuera avalado por la resurrección, todo lo que hemos creído no tiene absolutamente ningún sentido. 

Ahora, yéndome un poco más atrás, acompáñame a hacer una serie de reflexiones al considerar qué pasaría si la historia de la humanidad no registrara el nacimiento de Jesucristo. Hagamos un pequeño ejercicio mental.

Imaginemos una historia sin Navidad...y no estoy hablando de regalos, cenas, comidas, abrazos, compras, posadas y demás expresiones, sino de la terrible realidad que significaría para nosotros como raza humana, una vida sin Navidad...

• Estaríamos perdidos eternamente…• Tendríamos una deuda eterna con Dios imposible de pagar...• Estaríamos, en el mejor de los casos, obligados a cumplir con leyes externas que nada hacen sino aumentar nuestro sentido de frustración y fracaso…• Los “hasta luego” que hemos dado a quienes se han adelantado, sería más bien “hasta nunca”…• La deidad sería un ser totalmente ajeno, no involucrado en la escena del hombre...• No contaríamos con la paz que sobrepasa todo entendimiento...• El pecado seguiría reinando sobre cada uno de nosotros con resultados peores en toda dimensión conocida...• No habría esperanza de cambio ni de arrepentimiento...• Seríamos una especie rara de criaturas sin propósito y razón de ser...• Nada podría saciar nuestra hambre espiritual, ni mitigar nuestra sed de justicia...• La muerte sería el fin de todas las cosas…• Viviríamos con la zozobra de ignorar qué nos deparará el futuro...• Nuestra vida sería una vida al servicio de nosotros mismos, y del príncipe de este mundo...

¿Puedes pensar en algunas otras cosas que resultarían de este ejercicio mental?

Pero un día la historia fue interrumpida y Dios irrumpió en la escena humana, para cambiar todas las cosas, y es de eso que se trata la Navidad. ¿Cómo no celebrarlo? ¿Cómo no estar agradecidos? ¿Cómo no compartirlo con otros? El Dios del Cielo arribó a la Tierra, para cambiar la historia, para traernos esperanza y para mostrarnos de una vez por todas que sí le importamos.