Tres Encuentros Con JesúsMuestra

Vendido por 30 monedas

Es una noche bastante oscura en el monte Getsemaní, Jesús ha estado orando pero sabe que su momento se acerca. En medio de la arboleda se pueden vislumbrar las sombras que con pasos determinados avanzan hacia él. Son los soldados y vienen acompañados con el que hasta ayer fue su amigo, su discípulo y su compañero. Sí, es Judas. Y con un beso y por 30 monedas ha vendido al maestro. 

¿Qué habrá sentido Jesús?¿Te lo has preguntado? Él conocía el corazón de Judas mucho antes de su traición, ya él sabía que lo iba a vender, pero también sabía que él sería el autor, el protagonista de su promoción, del impulso necesario para cumplir su propósito. ¿Qué fuerte verdad, no? Abrir tu corazón, tu tiempo y tu vida a una persona sabiendo que va traicionarte, venderte por un cómodo precio de treinta monedas, ¿de verdad la amistad de Jesús valía tan poco? ¿de verdad la compañía del maestro era tan pobre?

Probablemente hoy te sientas como Jesús, tal vez has experimentado como vendieron tu amistad por un módico precio. Tal vez viste como tomaban tu amistad, tu tiempo, tu aprecio y viéndote a los ojos pisotearon eso que entregaste. Pero hoy quiero decirte algo: "los judas son necesarios". Sí, son necesarios. Son los autores de nuestra promoción, los protagonistas del impulso que necesitamos para el cumplimiento de nuestro propósito, ya no llores al Judas y alégrate, porque su presencia en tu vida significa que tu momento se acerca, el ambiente está listo para tu lanzamiento.

¿Cuántos te hacen oposición? ¿Cuántos se han levantado contra ti? ¿Cuántos han tomado su mejor puñal y no solo lo han clavado en tu espalda, sino también en el corazón y viéndote a los ojos? ¿Te has preguntado la razón? ¿Crees que Jesús no podía llamar a un millar de ángeles que pelearan por él? Por supuesto que sí, pero no se habría cumplido lo que estaba escrito, y hoy tú y yo no tendríamos el regalo de la salvación. ¿Has pensado que pasaría si los Judas no existieran en tu vida? Probablemente no encontrarías el motor que te empuje al cumplimento de lo que se escribió de ti y muchos no encontrarían la salvación.

“Aunque Jesús fue vendido por treinta monedas, el valor de su sacrificio en la cruz es incalculable”. Kissenger Camargo