Para nosotros: celebrando la llegada de JesúsMuestra

Padre Eterno

La palabra padre puede traer varias emociones a la vez. Podriamos sonreir al escuchar la Palabra, ya que nos trae hermosos recuerdos de nuestro propio padre. Quizás nuestros corazones se sientan desgarrados, porque lo extrañamos, o estamos afligidos por la pérdida de esa relación que nunca cumplió nuestras expectativas. Más allá de cómo veas a tu padre terrenal, tu Padre Celestial se preocupa profundamente de por ti y está siempre cerca.

Isaías 9:6 nos dice que Jesús es nuestro Padre Eterno. En hebreo se define así:

Eterno — 'ad
Para siempre, continuo en el tiempo, de existencia contínua. 

Padre — 'ad
Padre; Dios como Padre; gobernador o jefe

Estas dos palabras nos dicen que Jesús, nuestro Padre Eterno, es el Dios de existencia continua. Eso significa que Él existió desde antes de los tiempos y existe sin ayuda de nada ni nadie. Definitivamente, deja la vara muy alta para que cualquier padre terrenal pueda alcanzarla. Él se interesa por nosotros de una forma tierna, paternal. 

Quizás no podamos entender verdaderamente la bondad de nuestro Padre Eterno debido a nuestras experiencias terrenales. Uno de nuestros mayores desafíos es comprender que la relación que tendremos con nuestro Padre Eterno dependerá del bagaje que traemos de nuestros propios padres. Ya sea que tuvimos un padre atento, presente, protector o uno distante, negligente o malo, Jesús es el tipo de Padre que todos nosotros hubiésemos deseado tener. La buena noticia es que Él vino a la Tierra para quitarnos nuestro quebrantamiento y reemplazarlo por una esperanza eterna. 

No debemos temer ser separados de Jesús. Él es eterno y siempre está cerca. No hay muerte, temor del futuro, ni nada existente puede separarnos de nuestro Padre Eterno. Quizás no sabemos lo que nos depare el futuro, pero podemos confiar completamente en Él. Él lo merece. 

Descansa en los cómodos brazos del Padre Eterno. Pasa tiempo hablando con Él y escuchando Sus consejos para tus preocupaciones y gozos que están en tu corazón.