Contentos en CristoMuestra

¿Cómo podemos aprender contentamiento?

El contentamiento nos ayuda a apreciar lo que ya tenemos. Se aprende a través de las crisis. Rara vez se aprende en momentos de celebración o cuando las cosas van bien. El contentamiento no es complacencia. No es una paz falsa basada en el desconocimiento de las circunstancias. Estamos contentos cuando nos damos cuenta de que el contenido de nuestro corazón pertenece a Jesús. Encontraré contentamiento cuando descubra que el contenido dentro de mí es Jesús. No encontramos contentamiento en pasar el día relajándonos y sin hacer nada.

El contentamiento proviene de contar las bendiciones que tenemos en Cristo: los recursos, los dones celestiales que tenemos en él. Cuando hablamos de estar contentos en Jesús, no estamos hablando de: «Ah, sí, ya probé el cristianismo, fui a la iglesia algunas veces». Estamos hablando de una ardiente búsqueda activa de Jesucristo. Encontramos contentamiento en una relación creciente y profunda con Jesús.

El apóstol Pablo lo diría así: Contenido en Cristo. Yo estoy en él y él está en mí. Tiene todo lo que tengo. Todo lo que yo soy. Tiene todos mis pensamientos. Tiene todo en mi corazón. Estoy contento porque Jesucristo y su contenido viven en mi vida.

La palabra ‘contenido’ en griego significa: «Aprender por experiencia». Entonces, Pablo lo ha aprendido por experiencia. Se aprende sobre el matrimonio pasando por momentos difíciles en el matrimonio, no solo leyendo libros, aunque deberíamos estar leyendo libros sobre el matrimonio. Aprendemos a lidiar con el dinero mediante un momento difícil financieramente, confiar en el Señor y continuar dando a Dios y siendo una persona generosa, no solo leyendo el Wall Street Journal combinado con la lectura de un versículo bíblico y esperar que los dos congenien alguna vez. Aprendemos por medio de pasar activamente por la experiencia y de avanzar. Pedimos sabiduría. Superamos la crisis. 

Hay muchas crisis en nuestra sociedad. Crisis sociales, raciales, financieras y médicas. Sabemos que no hay solución a la crisis racial o la crisis médica o la crisis económica sin Jesucristo. Entonces, decimos: «Señor, te necesitamos en todas estas cosas que están sucediendo. Te necesitamos y queremos que nos guíes a través de esta situación. Queremos encontrar nuestro contentamiento en ti».