Pacto EternoMuestra

Semana 3 - Día 1

Lectura: Romanos 7:6; Romanos 8:1-4

DEVOCIONAL: Romanos 8:3-4

"Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu."

En el Texto

A mucha gente no le gusta la ley; quieren hacer lo que le plazca. Pero la ley es buena. Mantiene el orden y la responsabilidad. La ley de Dios es aún mejor. Es buena porque viene de Dios mismo, y además tiene tres funciones principales. En primer lugar, nos muestra el modo en que hemos de vivir. En segundo lugar, nos señala cómo fallamos al no poder cumplir con sus expectativas. En tercer lugar, como no podemos cumplir la ley, nos lleva a Jesús. 

La debilidad de la ley es que no nos puede salvar. Puede condenarnos, puede mostrarnos cómo debemos vivir, pero no puede ayudarnos cuando nos equivocamos. Es por eso que Jesús nació, creció, y vivió como un hombre, para guardar en todo la ley a la perfección para nosotras. Sufrió y murió para pagar la pena por infractores de la ley como tú y como yo. Jesús hizo por nosotras lo que la ley no puede hacer: ofrecer salvación.

Oración

Señor, ayúdanos a amar la ley, porque al guardarla te honramos. Ayúdanos a recordar que ninguna obra puede salvarnos. No somos lo suficientemente buenas, fuertes o inteligentes como para estar a la altura del estándar del que eres digno. Gracias por enviar a Jesús a cumplir la ley por nosotras y salvarnos de nuestras faltas. Danos un corazón agradecido por todo lo que Jesús hizo. Amén.