Vibrante: Una vida con vocaciónMuestra
Creo que en lo profundo del interior del tierno corazón de una persona existe el dulce deseo de ser elegido por alguien. En tercer grado, anhelamos que nos elijan para el equipo de kickball. En quinto grado, anhelamos ser el mejor amigo de alguien. En la secundaria, deseamos que alguien nos elija como ¡pareja para el baile de graduación! Al hacernos mayores, anhelamos otras cosas, tales como una beca, un empleo o un matrimonio.
Sin importar quién te haya rechazado, descansa seguro de que ¡has sido elegido por Aquel que más te ama y mejor te conoce! Dios te ha elegido como Su hijo y amigo íntimo.
El Padre te ha elegido específicamente en este momento de la historia para estar en Su equipo y para que Su amor te abrace. Te ha elegido para bailar en la vida con Él; te ha elegido para ser objeto de Su bendición y favor. Tú has sido elegido por Aquel que más importa.
Saber que has sido elegido por el Padre cambia todo para ti. Transforma tu identidad y aumenta tu propósito. Cada mañana al despertar, el primer pensamiento que cruce tu mente nublada debe ser ¡el Padre me ha elegido! Mientras trastabillas hacia el baño a cepillarte los dientes, la primera expresión audible que pase por esas blancas perlas debe ser “¡el Padre me ha elegido!”
Él te quiere para Sí y te eligió antes del inicio de los tiempos.
No sólo te eligió el Padre, sino también te puso nombre. Tu pasado no tiene el derecho de nombrarte, ni tus fracasos tienen el poder de darte identidad. El único que tiene los derechos de nombrar es Aquel que te ama lo suficiente para elegirte para Sí.
El amor de Dios no está condicionado por tu conducta; es la esencia de Su carácter. Tú no puedes obstruir el amor de Dios por ti, disminuir Su amor por ti, ni ahogar Su amor por ti.
Eres elegido. Eres santo. Eres sinceramente amado.
Escrituras
Acerca de este Plan
Pablo, prisionero liberado del Señor, rogó a la iglesia de Éfeso "que anduviera de manera digna de la vocación". Somos los representantes del Padre en la Tierra y nuestro llamado es representarlo bien. A medida que te esfuerzas por vivir una vida vibrante o una vida abundante, te vuelves más seguro de Su llamado y elección.
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