Exito

Campeonatos, Títulos, Récords, Honores de post temporada, Medallas, todo significa ÉXITO... ¿Verdad? No hay éxito sin algo tangible que mostrar en la hoja de estadísticas.

Pero, ¿y si eso no fuera cierto? ¿Y si el éxito estuviera definido por algo completamente diferente? 

El éxito estadístico ni siquiera empieza a tocar el éxito real, auténtico, más profundo de lo que puedas imaginar, como lo describe Dios.

Piensa en la vida de Jesús. Según los estándares del mundo de hoy, Él habría sido un fracaso total. Él no tenía hogar. Estaba rodeado de escoria. Fue rechazado por la élite. Fue burlado, humillado y crucificado con criminales. ¿Cómo podría eso ser éxito? Los que le rodeaban no creían que pudiera tener éxito. Lo que no se dieron cuenta era que Él había ganado la mayor victoria de TODO EL TIEMPO al derrotar a la muerte y pagar el precio por todos los pecados de la humanidad. Simplemente no se parecía en nada al éxito tal como lo conocían. Era mucho más profundo y más real que eso.

Como seguidoras de Cristo, se nos permite ver las cosas de una manera diferente a las que nos rodean porque tenemos una perspectiva eterna de la vida. Sabemos que hay cosas en acción que no podemos ver y que Dios tiene un plan para todo. Parte de esa perspectiva eterna es saber que el verdadero éxito no se encuentra en victorias visibles sino en la obediencia y la fidelidad a Dios. 

Cuando pasamos por derrotas, se convierte en nuestro derecho y responsabilidad darnos cuenta de que no pueden ser derrotas en absoluto, sino victorias ciertas y totales para el Reino de Dios y para ti como Su hija.

Considera el momento donde tú eres amable después de ser derrotada en la cancha o campo de juego, elogiando a tus oponentes en un gran juego, incluso cuando tú quieres darle la espalda. O, cuando te lesionas en medio de una temporada y tienes que renunciar a tus sueños de competir por lo que has soñado, y al mismo tiempo seguir animando a tu equipo y en búsqueda de consuelo en Dios. O, cuando sientes que estás recibiendo la reprensión de tu entrenador, pero continúas trabajando duro aunque nunca obtendrás el crédito adecuado por ello.

Eso es VERDADERO éxito. A los ojos de Dios, tiene muy poco, si es que tiene algo que ver con el marcador. TODO tiene que ver con tu corazón y tu obediencia a Él. Recuerda 1 Samuel 16: 7. “El Señor no ve las cosas como tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón”.

Preguntas:

1. Lee Gálatas 5: 22-23, que describe los rasgos que el Espíritu Santo nos da poder para mostrar. ¿Cómo pueden estos frutos del Espíritu ayudarnos a tener éxito a los ojos de Dios cuando competimos? Da un ejemplo para cada característica.

2. La próxima vez que experimentes lo que parece ser una derrota en el campo, la cancha, la pista, etc., ¿de qué manera puedes mostrar a Cristo a los demás? Quizás lo más importante, ¿cómo puedes acercarte más a Él en el proceso (el mayor éxito de todos)?

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