Seguro en la torre fuerte del SeñorMuestra

DÍA 2: EQUILIBRADO

El miedo, el pánico, la ansiedad, pueden aparecer de la nada. Diariamente, las noticias nos bombardean con estadísticas actualizadas sobre el COVID: empresas que se ven obligadas a cerrar sus puertas, preocupación al enterarse de que alguna persona conocida, un amigo o uno de nuestros seres queridos haya sido contagiado con el virus. 

Mantener la sensatez en momentos de disturbio no significa querer tapar el sol con un dedo, pero tampoco es sabio dejarse manipular y permitir que la preocupación nos descontrole. Existe un equilibrio entre el reconocimiento de la realidad actual y la preocupación que puede desviarte de la paz y seguridad que se encuentra en Dios.  

El Salmo 112:7 describe la vida del creyente, para quien, ante la oscuridad que amenaza apoderarse de su vida, su corazón está seguro, «no tiene miedo de malas noticias; su corazón está firme, confiado en el Señor». 

Aun cuando las regulaciones gubernamentales cambien diariamente – el distanciamiento social, las limitaciones en lugares públicos, las mascarillas protectoras – existe una cosa que se mantiene inmutable, el cuidado que Dios tiene de ti.

Nuestra fe en su cuidado puede marcar la diferencia en la manera que vivimos nuestra vida diaria en medio de tiempos inciertos y restricciones que son impuestas a la sociedad.

«Su corazón firme nada teme, mirará con desdén a sus enemigos. Reparte, da a los pobres, su justicia permanece para siempre y alza su frente con honor». (Salmo 112: 8, 9 BLPH).

La manera en que te comportas en medio de la crisis tendrá un efecto duradero en las personas que te rodean. ¿Has decidido que la mejor forma de estar a salvo es aislándote de los demás? O ¿has encontrado formas de dar, servir y demostrar compasión en medio de las dificultades? Tenemos una ventaja que muchos otros tal vez no tengan. 

Habita en la seguridad de la torre fuerte del Señor, y sé la luz que brilla e ilumina el camino para otros.  

«Brilla en la oscuridad, es luz para los rectos, es clemente, es compasivo, es justo». Salmo 112:4 (BLPH).