Experimentando el poder y la presencia de DiosMuestra

En tiempos de confusión

Vince Lombardi, el gran entrenador de los Green Bay Packers, era famoso por su compromiso con lo básico. Empezó cada temporada sosteniendo un balón y diciéndole a su equipo, todos ellos atletas profesionales, "Esto, caballeros, es un balón de fútbol americano". Luego el equipo pasó las dos primeras semanas sin hacer nada más que aprender de nuevo cómo bloquear y taclear.

Cuando pasamos por momentos de confusión, a veces el mejor remedio es volver a lo básico. Dios ha usado consejeros, entrenadores y terapeutas en mi ministerio y en mi vida personal para traer claridad a situaciones que se han vuelto abrumadoras y demasiado complicadas. Todos necesitamos sabiduría y discernimiento en situaciones confusas para saber dónde estamos, a dónde tenemos que ir y cómo llegar allí.

Las palabras de Moisés en el Salmo 90 nos dan ese tipo de consejo. Nos lleva de vuelta a lo básico. Experimentó muchas veces sobrecarga y agotamiento mientras guiaba al pueblo de Dios desde Egipto a través del desierto hasta el borde de la Tierra Prometida. Aquí resume una vida de sabiduría en seis breves principios: Dios es grande (v. 1-2), la vida es corta (v. 3-6), el pecado es grave (v. 7-11), la sabiduría es esencial (v. 12), la misericordia está disponible (v. 13-15), y el éxito es posible (v. 16-17). Las implicaciones de estos principios son de gran alcance y cambian la vida. Si Dios es grande, relacionarse con él correctamente es de suma importancia. Si la vida es corta, lo más sensato que podemos hacer es vivir a la luz de la eternidad. Si el pecado es grave, eliminarlo de nuestras vidas es vital. Si abrazamos la sabiduría, nuestras prioridades cambian; aprendemos a invertir nuestras vidas en lugar de gastarlas. Si la misericordia está disponible, podemos elegir recibirla en abundancia y vivir en libertad y alegría. Y si el éxito es realmente posible, Dios nos dará oportunidades para impactar nuestro mundo para bien.

Estos breves pero poderosos principios disipan la confusión. Aportan claridad a nuestra dirección y nos permiten vivir con propósito y fructificar. Son los fundamentos que nos llevan a la comprensión. Nos permiten reconocer dónde estamos y nos equipan para llegar a donde sea que necesitemos ir en la vida.