El Regreso a CasaMuestra

Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros.

“Las cosas viejas pasaron, ahora recibe el abrazo del Padre, así como le has pedido”.

Esas 15 palabras marcaron un antes y un después a mi relación con Dios. Las escuché justo el año de mi graduación de secundario. Dios actúa en el momento justo, y necesario, porque después de graduarme vendría una migración, la elección de una carrera universitaria, vivir en medio de una cultura a la que, para ese entonces, aún no conocía, y también vendrían muchos cambios familiares que no esperábamos batallar, tantos cambios que, creo sin la mano de Dios, sin el abrazo de Papá, eran realmente difíciles de enfrentar, aún lo son. 

Este devocional, no se trata de mi, y mucho menos de mi historia de regreso a casa, eso no es lo principal, pero hace no mucho tiempo leí un versículo que me permitió entender la relevancia de nuestras historias en la vida de los demás, 2 Corintios 1:4 dice: “Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros”. Tus lagrimas no han sido derramadas en vano, sino que tu proceso, ayudará a la cicatrización de las heridas de otros. 

El propósito de los siguientes cinco días es consolarte, así como Dios hizo conmigo, como hace cada mañana porque su misericordia es renovada, y que a través de ese consuelo puedas sentir que esas quince palabras que marcaron mi vida, también puedan hacer lo mismo con la tuya. 

Si soy completamente sincera contigo, mi historia no es extraordinaria, o tal vez no es de esas que se publicarían en un libro con un excelente titulo y el sticker de best seller en su esquina superior derecha, simplemente tenía una venda sobre mis ojos, y cuando me fijé en Jesús, al entender su gracia, la venda cayó. Nací en un hogar cristiano, donde hemos visto la mano de Dios en todo momento, sin embargo, durante mi adolescencia tuve mis idas y venidas, mis altas y bajas, pero Dios, como el increíble Papá que es, insistía una y otra vez en mi vida. 

El perdernos, alejarnos, y temer regresar a la casa de Papá, nuestra casa, ocurre cuando nos olvidamos de la gracia. Dios te dice hoy: “Las cosas viejas pasaron”, porque, así como dice 2 Corintios 5:17: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!”. Esa vida nueva comienza, cuando tu decidas que lo haga. 

Reto de hoy: escribe sobre un papel/Pósit: “Las cosas viejas pasaron”, y pégalo en la pared más cercana a la vista cuando te levantas de la cama.