EsterMuestra

Ester manifiesta dos cualidades: humildad y sumisión. Ella supo reconocer que, a pesar de su elevada posición en la corte y en el corazón del rey, por sí sola no podría lograr tan alto propósito como el que le encomendaba Mardoqueo. Sin embargo, lejos de rechazar la tarea y rehusarse, tomó dos decisiones sabias: por un lado orar y ayunar (ella y sus doncellas) y, por otro, pedir el apoyo espiritual de todo su pueblo.

De este modo, Ester buscó la guía y dirección divina en el momento más importante de su reinado: cuando debió tomar una decisión que marcaría su destino y el de su pueblo.

Cuán importante es no acobardarse ante los desafíos que Dios nos presenta, pero cuán importante es también saber que, sin Él, nada podemos hacer. Así de claro lo expresó Jesús:

El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto; pero si uno de ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada (Juan 15.5).