Dinero e inversión con los Hermanos KwakEjemplo

Mentalidad de dinero y Reino
 

Recuerdo que un día leí una historia sobre un hijo que decidió, por alguna razón, dejar a su familia, tomar la herencia de su padre y escapar de casa.

Al tener un hermano propio, inmediatamente me atrapó escuchar cómo se desarrollaría esta historia. Sin embargo, me decepcionó ver que este hijo empezó a derrochar todo lo que tenía. Eventualmente se detuvo cuando se le acabó el dinero. 

El hijo, al encontrarse en su momento más bajo, decidió regresar a la casa de su padre, ya no como hijo, sino como sirviente, para al menos comer algo.

Ahora, por supuesto, todos sabemos cómo termina esta historia. El padre lo abraza, le da la bienvenida e incluso llega a organizar una fiesta para su hijo pródigo. Y el hijo mayor, que había estado trabajando en el campo, regresa a casa y se encuentra sumamente molesto. 

A lo largo de mi vida, he escuchado a muchos pastores usar esta historia para predicar sobre cuán asombrosa es la gracia de Dios y cómo Dios nos perdona todas las cosas. También he visto a otros pastores usarla para predicar sobre la belleza que es ir a Cristo y entregarle todo. Y aunque ambas cosas son tan verdaderas como hermosas, debo ser honesto y decirles que tuve una reacción bastante diferente después de leer esta historia.

Mi observación fue que a ambos hijos no les podía importar menos la relación que tenían con su padre. De hecho, si prestamos atención a lo que los impulsa, vemos que todo se trata de lo que tenía el padre y no de quién era.

Si realmente deseamos tener una mentalidad de Reino con las finanzas, no debemos tener una visión eterna de las cosas terrenales y una visión terrenal de las cosas eternas. La asombrosa realidad es que aquí somos extranjeros y debemos abordar este pensamiento con el tema del dinero. 

Como asesor de inversiones inmobiliarias, uno de los principales consejos que ofrezco es tomar decisiones financieras que tengan más sentido dentro de 10, 20 o 30 años. Pero al comenzar el día 1 de este devocional, los animo a que el Espíritu Santo los guíe al tomar decisiones financieras que se alineen con la eternidad.