7 Días para descubrir el poder de DiosEjemplo

¡Su fidelidad es poderosa!

La fidelidad es una cualidad que no se encuentra fácilmente en nuestros días. Puede incluso parecer algo “chapado a la antigua”, algo que no está de moda, ¡pero para Dios, es algo muy importante!

El rey David reconoció y experimentó la extraordinaria fidelidad de Dios y llegó a afirmar: “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25).

Nuestra naturaleza caída tiende a ser egoísta, y estoy convencido de que, sin la ayuda de Dios, nos es imposible manifestar plenamente esa fidelidad en nuestra vida. Como dice el Proverbio: “Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?” (Proverbios 20:6).

Sí, querido(a) amigo(a), la fidelidad es un atributo divino. ¿Sabes cómo Dios demuestra Su fidelidad contigo? Lo hace:

• Guardando Sus promesas (mira Hebreos 10:23).
• Estando a tu lado todos los días de tu vida (mira Mateo 28:20).
• Ayudándote en tus necesidades (mira Hebreos 13:5).
• Estableciendo contigo un pacto eterno (mira Isaías 61:8).
• Permaneciendo fiel a tu a lado, a pesar de los momentos en los que le fallas (mira 2 Timoteo 2:13).
• Perdonando tus pecados (mira 1 Juan 1:9).

Quizá haya personas que te han decepcionado, en tu vida, ¡pero Dios quiere recordarte hoy que Él es y será fiel contigo siempre, pase lo que pase! Puedes siempre contar con Él, ya que nunca te olvidará. Su amor y su pasión por ti no se debilitarán jamás, Sus compromisos contigo son eternos. ¡Él no te dará nunca la espalda, querido(a) amigo(a), tenlo por seguro!

Te invito a orar conmigo ahora: “Dios Todopoderoso, gracias por ser fiel conmigo, aun cuando no dejo de fallarte. Gracias por Tu bondad y por seguir cumpliendo Tus promesas en mi vida. Te pido perdón por las veces que soy inconstante, realmente quiero ser cada día más y más semejante a ti. ¡Ayúdame, Señor, a ser cada día más fiel en todo! En el nombre de Jesús. Amén”

Sé bendecido(a) en este día,

Gracias por existir,

Éric Célérier