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PEGAMENTO

¿Has visto albañiles construir un edificio con ladrillos? No solo colocan un ladrillo sobre otro; necesitan alguna especie de pegamento que mantenga unidos los ladrillos. El pegamento para los ladrillos se llama mortero.

Del mismo modo, tu cuerpo está conformado por 37,2 billones de pequeños ladrillos llamados células. Y al igual que una construcción, esas células necesitan algún tipo de pegamento para mantenerse unidas. Ese pegamento se llama laminina.

La laminina mantiene tu cuerpo unido, y lo más sorprendente es cómo luce esta sustancia. Cuando observas la laminina (se necesita un microscopio de electrones para eso), te darás cuenta que parece una cruz.

¿Por qué eso es tan importante? Porque es otro recordatorio de que somos creación de Dios. Verás, Dios ha dejado sus huellas en todo lo que ha creado. La Biblia nos dice que incluso cuando no podemos ver las cualidades invisibles de Dios —su asombroso poder y su santidad— podemos ver su creación y saber que él es real (Romanos 1:20). Jesús estaba con Dios de la creación, y «por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, [...] y [él] mantiene unida toda la creación (Colosenses 1:16-17).

La laminina es una imagen de lo que Jesús nos dice en su Palabra: él es el pegamento que mantiene unido nuestro cuerpo, nuestra alma y todo lo que somos. Entonces, cuando sientes que estás teniendo el peor de tus días, piensa en la laminina y recuerda que Jesús te mantiene a ti y a todas las cosas unidas.

¡SORPRÉNDETE!

El primer uso del pegamento fue alquitrán de corteza de abedul, que se usaba para fabricar lanzas. Los primeros registros escritos del uso del pegamento provienen de Egipto. Los jeroglíficos muestran que el ataúd del faraón Tutankamón fue sellado con pegamento hecho a base de huesos de animales y piel.

ORACIÓN

Señor, cuando comience a preocuparme sobre las cosas que están sucediendo en mi vida y a mi alrededor, ayúdame a recordar que tú eres el Señor de todo, y que tú eres el que hace que todo se mantenga unido y completo, incluido yo.