¿Cómo es Dios? Un plan de lectura de 21 díasEjemplo

Dios es colérico (y eso es algo bueno)

No nos gusta pensar en la ira de Dios. “Ira” nos hace pensar en temperamentos incontrolados y castigos inminentes. Es difícil asociar esa palabra con el Padre celestial que nos ama por completo.

Pero es precisamente porque Dios nos ama que siente ira. A diferencia de la ira humana, el castigo de Dios es santo porque nunca es el resultado de un mal genio. Él nunca está fuera de control. La ira de Dios es contra el pecado y el mal porque el pecado nos destruye y nos mantiene separados de Él. No queremos un dios que no esté en contra del pecado y el mal. Solo un Dios que nos ama podría odiar tanto el pecado que haría lo que fuera necesario para rescatarnos de él (Efesios 2:1-4).

Todo ser humano, hasta que el Espíritu Santo lo cambie, es enemigo de Dios.

La Biblia dice que Dios es paciente con nosotros, incluso cuando le resisitimos, porque Él quiere que todos sean salvos (Romanos 9:22-23). Cada ser humano, hasta que el Espíritu Santo lo cambia, es enemigo de Dios (Romanos 8:7-8). Lo odiamos porque queremos ser nuestro propio jefe, pero Dios nos dice que “si me amas, guardarás mis mandamientos” (Juan 14:15).

Dios nos ha dado todo. Todo lo que Él pide es que lo sirvamos y lo amemos. Dios odia el pecado y el mal, y nosotros también deberíamos hacerlo. Pero no lo hacemos. Así que merecemos su ira. Sin embargo, Dios nos ama tanto que envió a Jesús para recibir su ira en nuestro lugar (Juan 3:16).

Si no merecemos la ira de Dios, entonces Jesús murió por nada. Pero si aceptamos la muerte de Jesús como el castigo que merecemos, podemos estar seguros de que la ira de Dios nunca caerá sobre nosotros.

Reflexiona:

• ¿Alguna vez te has considerado merecedor de la ira de Dios? ¿Por qué o por qué no?
• ¿Qué es lo que aprendiste sobre la ira de Dios que te deja más asombrado de Él?
• ¿Puedes recordar un momento en que le pediste a Jesús que absorbiera la ira de Dios en tu nombre y fuera tu salvador? Si es así, tómate unos minutos ahora mismo para agradecer a Jesús por salvarte. Si no, puedes tomar esa decisión hoy. Obtén más información aquí.