Caminando en el gozo de DiosMuestra

Apropiándonos del gozo del Señor

El fundamento del gozo en el creyente es Cristo mismo. El gozo del cristiano es el gozo del Señor obrando en el creyente. El mismo Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11). 

El gozo, entonces, es un estado resultante y dependiente de la relación del creyente con Cristo. De ahí la importancia de permanecer en Cristo, para acceder constantemente al fruto del gozo como un estilo de vida. “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:4-5). 

El Espíritu Santo hace que su fruto crezca en la vida del creyente en la medida que éste permanece en Cristo y anda en obediencia según sus dictámenes.

El gozo del Señor es una resultante de la vida relacional con Dios

El proceso de experimentar el gozo demanda comunión y compañerismo con Dios, tal como lo expresa Juan 15:4-5. El gozo se expande en la vida del creyente, como consecuencia de que éste permanece en Cristo. Es imposible acceder al gozo del Señor, fuera de la comunión con Él. 

El verbo "permanecer (méno)" significa: habitar, morar, vivir, quedarse. Así que podemos observar que las ramas en una vid (y cualquier otra planta) no tiene otra opción sino quedarse, permanecer y habitar en ella. Sin permanencia en Cristo no hay vida, no hay fertilidad ni producción de fruto. “Porque separados de mí nada podéis hacer”.