Cuando la Decepción golpeaMuestra
Aceptando Nuestra Decepción
Todos, amamos aceptar regalos o cumplidos, pero ¿quién quiere aceptar una decepción? A veces, nos sentimos mejor quedándonos quietos ante nuestra decepción que enfrentarla y seguir adelante. Permanecer en ese lugar nos permite sujetarnos a lo que no pudimos tener, incluso, soñar con “lo que pudo se.” Pero no podemos continuar ensayando nuestro dolor si queremos dejar de lado lo que sea que nos de desanimo y decepción.
Aceptar nuestra decepción no significa que perdonamos o aprobamos a quién o qué nos decepcionó. Simplemente, significa que la reconocemos y no actuamos como si no hubiera pasado. Cuando damos este paso, vamos camino a una verdadera liberación de lo que sea que esté robando nuestra alegria. Entonces, podemos hacer dos cosas para ayudarnos a aceptar nuestra decepción.
Nómbrala
La decepción es una tristeza que ocurre cuando nuestros deseos y esperanzas no fueron cumplidos. Si, incluso los seguidores de Cristo pasaron por decepciones. Pero eso no significa que somos cristianos inmaduros. Tampoco significa que no tenemos esperanzas en Jesús y mucho menos que somos superficiales. Sólo significa que esperábamos un resultado diferente al que obtuvimos. Entonces, ¿Qué pasó en tu vida? ¿Te ocurrió algo que no esperabas? ¿ Alguién te lastimó con sus palabras y no puedes olvidarlo? ¿Tuviste algún sueño fracasado y no sabes como empezar de nuevo? Una vez que puedas nombrar tu decepción, escríbela.
Haz su duelo
Una vez que la escribiste, siente su pérdida. Habías decidido encontrar esperanza, alegria y felicidad de un desenlace en particular, pero no resultó. Y eso te decepcionó. A muy pocas personas les gusta hacer el duelo de una pérdida. La mayoría preferiría ignorar su dolor y “seguir con sus vidas.” Pero, tenemos que seguir y hacer el duelo de los sentimientos que vienen con las cosas que nos retrasan. Debemos tener cuidado en no permitir que nuestro duelo nos lleve a desesperar. El duelo es un proceso y tiene sus etapas. En esas distintas etapas, progresamos en nuestra sanación pero todavía puede que nuestra memoria esté cegada por la decepción. No te preocupes —empujar a través del duelo todavía es importante y te ayudará a llegar al lugar donde vive la esperanza.
La historia de Job en el Antiguo Testamento esta plagada de tristezas devastantes y extremas decepciones. Job literalmente perdió todo excepto su esposa y su propia vida. Él trató de entender la pérdida de sus hijos y de su sustento pero su dolor era más fuerte de lo que podía soportar. Aún así, él alabó a Dios y no pecó en su dolor.
Lo que sea que estés atravesando, no importa que tan grande sea el daño de tu decepción, Dios puede lidiar con tu tristeza, tus preguntas, y el enojo que sientes al estar decepcionado. De hecho, Él quiere lidiar con ello. Quién es Dios y lo que Él posee es lo que necesitas durante este tiempo de decepción.
Acerca de este Plan
¿Estás lidiando con la decepción? Ninguno de nosotros está exento de ella. Sin importar quien, todos hemos atravesado tiempos en donde no conseguimos lo que queriamos. Entonces, ¿Qué hacemos con nuestras decepciones? ¿Está mal sentirnos de esa manera? En este plan bíblico de 4 días, vamos a ver cómo definimos, aceptamos, procesamos, y usamos nuestras decepciones para bien.
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