[Serie Máximo Gozo] Amor PerfectoMuestra

La manifestación del amor – Parte 2

Así como un diamante tiene muchas facetas que reflejan la calidad de esta piedra preciosa, el amor, y especialmente el amor ágape, tiene muchos aspectos. Hemos hablado sobre dos de las características del amor perfecto de Dios. Hemos dicho que el amor ágape todo lo da y que, además da sacrificialmente. 

Hoy veremos más de cerca otros dos aspectos o facetas de la manifestación del amor. El primero tiene que ver con otra expresión de amor ágape: Jesús renunció a las riquezas del cielo para volverse pobre por nuestro bien. Esto es lo que el apóstol Pablo quiere decir cuando habla de tener la mentalidad o mente de Jesucristo. Recordemos que Pablo está escribiendo a la iglesia en Filipos, a cristianos. Él nos da este ejemplo explicando que cuando se trata de cómo debemos relacionarnos unos con otros, debemos tener la mentalidad de Jesús.

Ahora, puede que te preguntes: "Bueno, ¿qué quiere decir con tener la mentalidad de Jesús?" Pablo explica que Jesús, siendo Dios en Su naturaleza, no consideró la igualdad con Dios como algo para su propio beneficio; más bien, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza humana. Se vació a sí mismo, tomando la forma de un siervo, hecho a semejanza de los hombres. ¡Qué maravilloso ejemplo de amor!

El segundo aspecto con respecto a la manifestación del amor que debemos considerar tiene que ver con el hecho de que Jesús nos amó primero. Él nos ama incluso si no lo amamos. Dios demostró Su amor por nosotros porque aun éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).

¡Qué impresionante retrato de su amor por nosotros! La imagen de un amor tan perfecto debe imprimirse en el "lienzo" de nuestros corazones y mentes para que nunca olvidemos cuán profundo es Su amor por cada uno de nosotros, Sus hijos. Para ayudarte a recordar y grabar esta imagen de la manifestación del amor de Dios por nosotros, tengamos en cuenta que:

• El amor de Dios lo da todo.

• El amor de Dios es sacrificial.

• Se “vació a sí mismo” tomando la forma de siervo por nosotros. 

• Dios nos amó primero, aun cuando éramos pecadores y enemigos de Dios. 

Nunca olvidemos el precio que pagó, lo que le costó derribar el muro, cerrar la brecha, reconciliarnos con nuestro Creador y Padre amoroso. Él dio todo por nosotros; Se vació a sí mismo para que pudiéramos ser llenos del Espíritu Santo. ¡La imagen de un amor tan perfecto debería convertirse en la motivación del amor perfecto que nos lleva a experimentar gozo al máximo!