CreaciónEjemplo

¿Por qué Dios creó a los humanos?

Dios creó a los humanos para adorarlo mientras llevamos Su imagen al mundo.

¿Qué significa estar hecho a la imagen y semejanza de Dios? 

Puede resultar sorprendente darse cuenta de que tú, el que ves en el espejo cada mañana, hayas sido creado por Dios para reflejarle a quienes te rodean, quién es Él. Dios quiere que tu amor sea tan radical, que deje estupefactos a los que están a tu alrededor. Él quiere que derrames Su perdón y misericordia y que atraigas a los perdidos y quebrantados de vuelta a Él.

Él quiere que brilles con la certeza de que cuando el Dios de los universos te observa, te llama Su obra maestra. Ahí es donde siempre deberías fundamentar tu identidad: en el reconocimiento firme de que Dios se deleita en ti. Él te conoce más íntimamente de lo que te conoces tú mismo y proclama que eres Suyo. No sigas esforzándote, indagando ni anhelando encontrar tu valor, importancia o propósito.

Cuando colocamos nuestro sentido de valor en el número de me gusta de Instagram o los aplausos de la multitud, nos hacemos vulnerables a la envidia, los celos, el miedo y finalmente, el fracaso. Sea lo que sea, siempre habrá alguien mejor que nosotros. ¿Estás listo para dejar de buscar lo que Dios ya te dio?

La Biblia es clara. Ser hecho a imagen de Dios es un hecho ineludible de nuestra existencia. En nuestra mera naturaleza, fuimos creados para estar en relación con Dios, ser amados por Él y desbordarnos de amor por otros. Es en esta relación que descubrimos la confianza, el gozo y la paz que hemos buscado desde hace tanto tiempo.

Eso es lo significa estar hecho a imagen de Dios. No importa lo bueno que hayas sido o cuán extraviado o mal te sientas. No importa si tu familia está orgullosa de ti o no, o si tú mismo lo estás. Lo que haces o cómo te sientes no cambia este hecho: Estás hecho a la imagen de Dios.

Ése es tu valor intrínseco, tu importancia, y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. Tu valor siempre vendrá de quién eres, creado a imagen de Dios, y nunca de lo que hagas o dejes de hacer.

Reflexiona en lo que significa estar hecho a imagen de Dios. Piensa en lo mucho que Dios te ama y cuánto se deleita en ti, simplemente porque eres Su creación.